2 de febrero de 2018

Tíltide en la RESIDENCIA DE ESTUDIANTES:

 Poetas del cuerpo. La danza en la Edad de Plata.


    
La Residencia de Estudiantes, desde su fundación en 1910 por la Junta para Ampliación de Estudios hasta 1936, fue el primer centro cultural de España y una de las experiencias más vivas y fructíferas de creación e intercambio científico y artístico de la Europa de entreguerras. En 1915 se traslada a su sede definitiva en la madrileña Colina de los Chopos. Durante toda esta primera etapa su director fue Alberto Jiménez Fraud, que hizo de ella una casa abierta a la creación, el pensamiento y el diálogo interdisciplinar. Tanto la Junta como la Residencia eran producto de las ideas renovadoras de la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos.
La Residencia se proponía complementar la enseñanza universitaria mediante la creación de un ambiente intelectual y de convivencia adecuado para los estudiantes. Características distintivas de la Residencia fueron propiciar un diálogo permanente entre ciencias y artes y actuar como centro de recepción de las vanguardias internacionales. Ello hizo de la Residencia un foco de difusión de la modernidad en España, y de entre los residentes surgieron muchas de las figuras más destacadas de la cultura española del siglo XX, como el poeta Federico García Lorca, el pintor Salvador Dalí, el cineasta Luis Buñuel y el científico Severo Ochoa. A ella acudían como visitantes asiduos o como residentes durante sus estancias en Madrid Miguel de Unamuno, Alfonso Reyes, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset, Pedro Salinas, Blas Cabrera, Eugenio d'Ors o Rafael Alberti, entre muchos otros.


La Residencia fue además foro de debate y difusión de la vida intelectual de la Europa de entreguerras, presentada directamente por sus protagonistas. Entre las personalidades que acudieron a sus salones figuran Albert Einstein, Paul Valéry, Marie Curie, Igor Stravinsky, John M. Keynes, Alexander Calder, Walter Gropius, Henri Bergson y Le Corbusier, entre muchos otros. A menudo, estas personalidades fueron invitadas por dos asociaciones privadas que colaboraron activamente con la Residencia y unieron su labor a un amplio sector de la sociedad civil: la Sociedad de Cursos y Conferencias y el Comité Hispano-Inglés.

 http://www.residencia.csic.es/pres/historia.htm                                                                          
         






Casi en el mismo sitio donde estuvieron ellos haciéndose  la  fotografía (García Lorca en el centro), estamos nosotras, solo que con unos años de diferencia. ¡Un placer!

La exposición:

Eran años de constante investigación artística y la danza no fue una excepción. Picasso. Miró, Zuloaga, Falla, Lorca, Alberti... se mezclaron con figuras como Antonia Mercé: La Argentina, Tórtola Valencia o Vicente Escudero que encontraron en los escenarios un espacio de libertad para experimentar con las estéticas de Vanguardia.




En la exposición se incluyen fotografías, óleos, escenografías, trajes, partituras y vídeos inéditos que reflejan el protagonismo que la danza adquirió en España en aquel momento y también su gran proyección  internacional.





El relato se inicia en la bisagra de los siglos XIX y XX, para situar al visitante en el panorama cultural en el que se imbricaba la danza clásica y académica del Teatro Real y el Liceo, así como otro tipo de vertientes escénicas, desde las variedades hasta el flamenco de los cafés cantantes. 

La exposición está estructurada en cuatro grandes ámbitos, que responden a criterios cronológicos:

1. Una danza nueva
2. Los años de esplendor
3. La danza en la Residencia de Estudiantes.
4. Un legado tras la Guerra Civil.


El retrato realizado por Zuloaga a una de las bailarinas más famosas de la época.

La llegada en 1916 de los Ballets Russes de Diaghilev en la primera de sus giras por España constituiría un punto de inflexión en la historia de la danza, sirviendo de modelo colaborativo entre bailarines, literatos, músicos y pintores. La circulación de otras compañías extranjeras y las nuevas propuestas ofrecidas por creadores e intelectuales españoles fueron el revulsivo necesario para el inicio de una danza nueva a mediados de los años veinte. 




Aunque en 1925 el cierre del Teatro Real afectó negativamente a la evolución de la danza clásica, que hubo de sobrevivir en otros escenarios y academias, el estreno en París de la versión para ballet de "El amor brujo" de Falla por Antonia Mercé, la Argentina, avanzaba las amplias perspectivas que su futura compañía abriría hacia el final de la década. Al igual que sus Ballets Espagnols, los estrenos de Vicente Escudero, Teresina Boronat o Joan Magrinyà lograron grandes éxitos con la colaboración de poetas, compositores y artistas visuales.





La muestra, además, dirige el foco hacia la presencia de la danza en el contexto del institucionismo y la Residencia de Estudiantes. En sus grupos femenino y masculino la danza moderna se incluyó en sus programas académicos, mientras que su vertiente española estuvo presente en actividades y proyectos desarrollados por los círculos de residentes. La amistad de Federico García Lorca y Encarnación López, la Argentinita, la representación de la versión de "El amor brujo" de la Compañía de Bailes Españoles o el proyecto frustrado del estreno de Clavileño, concebido por Maruja Mallo y Rodolfo Halffter, son algunos de los ejemplos de la memoria de aquellas danzas que habitaron los espacios de la Residencia.

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1 comentario:

  1. Esa fusión de disciplinas artísticas es lo que le da la la exposición ese carácter tan evocador. Un besazo

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