24 de mayo de 2022

"El rostro en el arte: Del Renacimiento a las Vanguardias" (Parte I y II).

Un recorrido por el Museo Thyssen.


Hemos organizado  un recorrido por uno de los más importantes museos de España, el Museo Thyssen, para ver El rostro en el arte: Del Renacimiento a las Vanguardias. Un itinerario preparado por nuestra profesora, Carmen Manso de Zúñiga, Licenciada en Historia del Arte por la U.C.M. y profesora, especialmente para nosotros.

Comienza con los Maestros Antiguos y finaliza con el Arte de Vanguardia, y está dividida en los partes.  No solo está pensada para el disfrute estético, sino que tiene además una intención didáctica clara, que permite al espectador ir descubriendo los matices que hacen único cada periodo artístico.

Es una delicia retroceder hasta el siglo XV, y desde allí ir avanzando por la Historia del Arte de la mano de grandes pintores, y descubrir cómo evoluciona la pintura del rostro humano, tema de esta visita.


Tras un periodo teocéntrico, la Edad Media, en el que los rostros son solo los de las imágenes   religiosas, llegamos al Renacimiento y  la figura humana cobra de nuevo el protagonismo. Nuestra profesora se detuvo muy especialmente en las siguientes obras: 

El Retrato de Giovanna Tornabuoni es una pintura del artista italiano renacentista Domenico Ghirlandaio que data del año 1488. Retrata a Giovanna degli Albizzi, una mujer de la nobleza florentina que se casó con Lorenzo Tornabuoni. Murió dando a luz en 1488, año de la pintura. Ha sido identificada gracias a otros retratos en la Capilla Tornabuoni, donde ella tiene el mismo peinado.

Representa a una mujer joven de lado, llevando preciosas ropas, incluyendo una gamurra. A la derecha, detrás de ella, está colgado un collar de coral (quizás un rosario), un libro parcialmente cerrado y una inscripción latina, tomada de un epigrama del poeta del siglo I d.C. Marco Valerio Marcial.


Hacía 1490 un pintor anónimo alemán, pinto este Retrato de una dama con la orden del CisneHa estado atribuida a distintos maestros anónimos hasta que, finalmente, Isolde Lübbeke la vinculó a un pintor anónimo alemán de la corte de Ansbach. La protagonista sobresale ante un fondo azul claro y va ricamente ataviada, resaltando los brocados de su traje y la toca, que cae con cierta rigidez sobre su hombro. Tanto el collar como el clavel que sostiene en una mano, son elementos importantes pues la flor y la toca aluden a la posibilidad de que la tabla tuviera pareja y el collar de oro con sus dos colgantes, uno con la Virgen y el Niño y otro con un cisne, nos indica que la retratada pertenecía a la Orden del Cisne. Esta orden religiosa, de culto mariano, fue fundada en 1440 por Federico II de Brandemburgo y gozó de gran apogeo a finales del siglo XV.




Un óleo de Tiziano, pintado hacia 1576, el Retrato del Dux Francisco Vernier.  Durante los años que ocupó el cargo destacó por su severidad y templanza. Su delicada salud le obligaría a hacerse ayudar por dos personas para sus desplazamientos, falleciendo el 2 de junio de 1556.Su retrato oficial fue el último realizado por Tiziano. Nos llama la atención la ventana que se abre al canal de Venecia y  podemos apreciar un incendio, pudiendo aludir a algún suceso ocurrido durante el mandato del dux.  
Este soberbio retrato es un excelente ejemplo de la manera de trabajar del maestro en su último periodo, aplicando el color de manera fluida sin renunciar a las calidades táctiles de las telas. La potente iluminación empleada, crea un acentuado contraste lumínico con el que el pintor acentúa la carga psicológica del retrato. El resultado es un trabajo difícilmente superable. 

En la imagen posterior, un ejemplo del retrato holandés. Un caballero de alta clase social, ricamente vestido con  armiño y goleta, tan característicos de la corte europea. 





Los rostros del rey Enrique VIII y de su esposa Catalina de Aragón fueron también  destacados en esta visita. Enrique VIII (28 de junio de 1491-28 de enero de 1547) fue  rey de Inglaterra y señor de Irlanda desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte. Fue el segundo monarca de la casa Tudor. Se casó seis veces y ejerció el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. ​ Entre los hechos más notables de su reinado se incluyen la ruptura con la iglesia católica y el establecimiento del monarca como jefe supremo de la iglesia de  Inglaterra (iglesia anglicana) y la unión de Inglaterra con Gales.

La protección que dispensó al pintor alemán Hans Holbein se tradujo en una formidable serie de retratos y dibujos en color, que efigian a muchos personajes de la corte de aquella época, destacando varios al propio rey, como estos que forma parte de la colección del Museo Thyssen.



El caballero de Carpaccio  es el retrato de un joven caballero en un paisaje,  un cuadro pintado al óleo sobre lienzo hacia 1505 por el veneciano Vittore Carpaccio.  Uno de los primeros ejemplos de retrato de cuerpo entero de la pintura europea. Esta obra de Carpaccio, firmada y fechada en el cartellino a la derecha, estuvo atribuida hasta 1919 a Durero. 

En cuanto a la identidad del personaje existen numerosas hipótesis. La divisa Malo mori quam foedari (antes morir que contaminarse) que aparece junto al armiño podría indicar que se trata de un caballero de la orden del Armiño. Sin embargo, la tesis, generalmente, más aceptada es la identificación del personaje con Francesco Maria della Rovere, III duque de Urbino. El paisaje en el que aparece el joven, con armadura y a punto de desenvainar la espada, es tan inquietante como él, pues describe con gran minuciosidad ejemplos de la flora y la fauna alusivos al bien y al mal.

 






El oleo siguiente pertenece a Frans Hals, considerado como el gran genio de la retratística holandesa, género que gozó de un asombroso auge en el siglo XVII, debido a la pujanza económica y comercial del país y al interés que las clases acomodadas tenían en dejar constancia de su buena fortuna a través de sus retratos. 



Hals consiguió, como ningún otro, penetrar en la personalidad de sus modelos confiriéndoles una vitalidad y una espontaneidad hasta entonces desconocidas. En este lienzo los esposos se cogen de la mano simbolizando la lealtad del matrimonio, sus rostros  relajados y de mirada cariñosa, demuestran la fuerza de su unión.  Mientras el perro a los pies de la niña representa la fidelidad. La pincelada es tan suelta y libre que resulta increíblemente moderna para su época. Los retratos colectivos y de grupo, como el que en este caso nos ocupa, constituyen lo más famoso del legado de este artista.

                            

                             

Entramos en el siglo XVIII y nos quedamos ante este cuadro en el que la pintura se utiliza para llevar al espectador algo más que la creación estética: se utiliza para hacer llegar una imagen  real,  casi propagandística, como la de  esta actriz de la época: bella y moderna, aclamada por el público, una verdadera "influenecer" de su tiempo. La figura, el peinado, el traje, los adornos... todo plasmado con realismo y detalle, para que nunca cayera en el olvido de sus admiradores.


A Thomas Lawrence (Bristol 1769- Londres 1830) pertenece este retrato de David Lyon, pintado hacia 1825. Es el del típico hombre romántico, guapo, guapo....


Lawrence fue un artista precoz, siendo sólo un niño comenzó a dibujar retratos de los turistas que frecuentaban la taberna de su padre, en Devizes. En 1780 se trasladó con su familia a la ciudad balneario de Bath, donde continuó con su actividad, que se convirtió en la principal fuente de ingresos familiar. A los diecisiete años se marchó a Londres, donde estudió durante tres meses en la Royal Academy, aunque su formación es prácticamente autodidacta. 

En 1790 pintó La reina Carlota, National Gallery de Londres, su primer retrato para la corona; ese mismo año ejecutó una de sus obras maestras, Elizabeth Farren, conservada en el Metropolitan Museum de Nueva York. El éxito de estos primeros retratos le convirtieron en el pintor de moda entre la alta sociedad británica. Tras la muerte de sir Joshua Reynolds, en 1792, Lawrence le sucedió en su puesto de pintor del rey; dos años más tarde fue nombrado miembro de la Royal Academy. 

A partir de 1815 el príncipe regente, que le otorgó el trato de Sir, se convirtió en su principal cliente. Para él llevó a cabo un ambicioso proyecto, que consistió en una serie de retratos de los grandes líderes militares y los jefes de Estado de los países aliados contra Napoleón. Los primeros retratos fueron realizados en Londres en 1815, pero Lawrence continuó trabajando en la serie hasta 1825, para lo que tuvo que desplazarse a las ciudades europeas donde tenían lugar los congresos, como Aquisgrán, Viena y París. Estas obras se conservan en la Cámara Waterloo, en el castillo de Windsor. En 1819 viajó a Roma, también enviado por el príncipe, para realizar un retrato del papa Pío VII, Londres, Royal Collection. Cuando en 1820 el regente se convirtió en el rey Jorge IV, Lawrence fue elegido presidente de la Royal Academy, cargo que conservó hasta su muerte, en 1830.

Y siguiendo nuestro recorrido no podemos dejar de admirar el rostro de Gala en la obra de Dalí, Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar. Uno de los cuadros más reconocibles del pintor, en el se encuentran figuras recurrentes que el artista utilizaría durante toda su carrera: elefantes con piernas zancudas, su esposa Gala, un insecto y un paisaje inerte. La importancia de la obra radica en la creatividad extrema que muestra, unida a una técnica académica impoluta.




A Manet pertenece el anterior retrato,  creado a partir de una  una nueva investigación basada en la percepción de lo instantáneo. Manet fue el primero en plasmar en sus cuadros las experiencias cotidianas de la gran ciudad, convencido, como Baudelaire, de que «el verdadero pintor, será aquel que sepa arrancar a la vida moderna su lado épico». 

La Amazona de frente pertenece a una serie inacabada sobre las cuatro estaciones que  pintó en los dos últimos años de su vida, por encargo de su amigo Antonin Proust, entonces ministro de Bellas Artes. El tema de las cuatro estaciones representadas por figuras de mujeres era  relativamente frecuente en la historia de la pintura occidental, La propia cuñada de Manet, la pintora Berthe Morisot, había realizado uno de estos ciclos con jóvenes vestidas con ropas a la moda. Por otra parte, en las estampas japonesas —tan difundidas entonces— también era habitual simbolizar las estaciones con rasgos de cortesanas.

 A otro  impresionista Henri de Toulouse- Lautrec, pertenece este cuadro. Al contrario que sus compañeros impresionistas, apenas se interesó por el género del paisaje, y prefirió ambientes cerrados, iluminados con luz artificial, que le permitían jugar con los colores y encuadres de forma subjetiva. Muy observador, le atraían la gestualidad de los cantantes y comediantes, y le gustaba ridiculizar la hipocresía de los poderosos, que rechazaban en voz alta los mismos vicios y ambientes que degustaban en privado.  

Los dueños de los cabarets le pedían que dibujara carteles para promocionar sus espectáculos, algo que entusiasmó mucho a Lautrec, ya que en sus largas noches en estos locales dibujaba todo lo que veía y lo dejaba por las mesas. 

Tuvo grandes amigas como la bailarina Jane Avreil a la cual dedicó varios cuadros y carteles. Conoció a bailarines reconocidos como Valentín el Descoyuntado, payasos y demás personajes de las fiestas y espectáculos de los suburbios. Este mundillo de vicio y extravagancia fue un refugio para Lautrec, quien se sentía rechazado por la nobleza a la que pertenecía por origen. Su discapacidad causaba rechazo en los salones chic, y en Montmartre pudo pasar desapercibido y dar rienda suelta a su bohemia. Criticaba a todos aquellos que reflejaban paisajes en sus cuadros, ya que él opinaba que lo que verdaderamente valía la pena eran las personas, el pueblo. Se consideraba a sí mismo un cronista social.



Este retrato pertenece a Gaston Bonnefoy, que posó en 1891 para el pintor, responde al tipo de hombre exitoso, independiente, y moderno que se denominó boulevardier. Él y otros cuatro amigos del pintor fueron retratados con la intención de exponer el resultado en el Salon des Indépendants de aquel mismo año. Bonnefoy es representado de cuerpo entero, de perfil, vestido como si viniese de la calle o estuviese preparado para salir a ella, con abrigo largo, sombrero, y el bastón levantado. Este gesto se ha interpretado como una broma relacionada con su sexualidad. Su apariencia choca con la intimidad y desnudez del taller, apenas esbozado sobre el cartón. El artista ya había realizado retratos masculinos en un formato similar, quizás bajo la influencia de los pintados por Whistler. ¡Me encanta!. Pero el artista no estaba muy convencido de que le gustara al retratado, y así se lo hace saber a su madre en una carta.


        

El retrato de Fränzi ante una silla tallada es una de las más destacadas del artista expresionista Ernst Ludwig Kirchner; y es uno de los mejores ejemplos de arte vanguardista, una de las obras claves de la estética expresionista.

Kirchner (1880 – 1938) nació en la localidad alemana de Aschaffenburg pero cuando contaba con uno veinte años se trasladó a Dresde para estudiar arquitectura y desde allí, a Berlín donde ingresó en la Escuela de Bellas Artes de la capital alemana. Allí conoció a otros jóvenes artista con los que formaría el grupo Die Brücke, El Puente. Juntos retomaron un arte de influencia primitivista, con colores agresivos como ya habían hecho los fauvista pero incorporando además la degradación social. Su intención no era mostrar la realidad, pero sí agitar conciencias mostrando los aspectos más deplorables de la sociedad europea del momento.






Visita organizada y guiada por la Profesora Carmen Mansos de Zúñiga (Lda, en Historia del Arte por la UCM).
Actividades Culturales Tíltide.
C. Fernando el Católico, 28
28015 Madrid.

16 de mayo de 2022

La Avispa verde.

 La Avispa Verde  es un equipo formado por Sara Fernández, diseñadora e historiadora del Arte, y José Luis Fernández, artista plástico, para experimentar nuevos caminos de creación dentro del ámbito de la obra sobre papel. Utilizan para ello técnicas mixtas, mediante el empleo de diversos materiales que se integran en collages y los cuales se representan finalmente mediante la técnica de impresión digital seriada.  

La alucinación del Bloody Mary.

La atracción del Vintage es la primera de las series en la que el equipo La Avispa Verde, nace, mostrando el trabajo realizado en una etapa de creación en el ámbito del diseño en el arte.

Corte y confección a navaja.

Obra gráfica, realizada sobre papel, a partir de antiguas imágenes del mundo de la moda, la creación y el diseño, con el objeto de expresar y comunicar una nueva sensación estética, mediante la inclusión de dibujos, pinturas y formas que enriquecen con su armonía imágenes, que durante las primeras décadas del siglo XX, fueron utilizadas para trasmitir las creaciones que la publicidad y la moda de la época diseñaban conforme a las tendencias y gusto que esos momentos marcaban.

Doce visiones inspiradas en la moda y otras creaciones.

Cena de gala con guitarrista.

Marnie la ladrona


A escena, la segunda de la series, ha sido realizada como una escenografía, creada a partir de la fusión entre piezas de joyería de Sara Fernández, y la obra gráfica de la Avispa Verde. Formada por aquellas, y elementos estéticos, que los dos artistas, José Luis y Sara, han combinado juntos, para conseguir una obra armónica y evocadora.


Aplausos.
 
Noche de copla.
                                                  
Quimera, la tercera de las series,  está  inspirada en la fiesta, el  disfraz, y la fantasía .Se subtitula 
"Armonías de color para días grises", lo que define su identidad y el motivo de su creación.

Polichinela.
                                              

Serpentina.
 
La nueva etapa  de La Avispa Verde la representa la serie 5, 6, 7 y 8. Está dedicada a la danza, la  música y la expresión a través del movimiento.



Características de la obra.
Edición limitada de obra gráfica  numerada y firmada por el autor (La Avispa Verde)
Papel 100% algodón.
En las medidas señaladas está incluido un margen  
de 5 o 6 cm. blanco para firma y numeración.
Todos se entregarán con el correspondiente certificado de autenticidad.  
Para tamaños mayores en edición de un solo ejemplar, personalizado. consultar precios.
Los gastos de envío no están incluidos en la siguiente relación de precios, en el caso de las compras on line. Forma de pago: transferencia bancaria o Bizum.
Precios de las obras de todas la series (sin enmarcar) :  

35 € en tamaño 21 x 15 cm. 
 
85 €  en tamaño 30 x 21 cm. 

170 € en tamaño  38 x 56 cm.

350  en tamaño 70 x 50 cm. 


Contacto: 
tiltide@gmail.com
Galería Tíltide: Fernando el Católico 28, 
28015 Madrid.


4 de mayo de 2022

Otra mirada a la obra de Picasso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Fruto de la colaboración entre la Real Academia de Bellas de San Fernando y la Fondation Beyeler, la exposición Picasso: rostros y figuras se articula en torno a variadas y expresivas representaciones de cuerpos y semblantes en un  conjunto de obras de Picasso, ofreciendo una perspectiva ejemplar de su extensa producción, desde el precubismo hasta sus creaciones tardías. 

Próximo a cumplirse el aniversario de los cincuenta años de su muerte, la figura de Pablo Picasso sigue manteniendo el mismo interés, la misma fuerza y la sorpresa creativa que mostró desde muy temprano en su carrera.

Un total de cincuenta y ocho obras de Picasso se dan cita en las salas de la Academia: siete pinturas y dos esculturas de la Fondation Beyeler y cuarenta y cinco estampas, tres dibujos y una escultura de las colecciones académicas. 

La Fondation Beyeler, fundada por Ernst y Hildy Beyeler e inaugurada en 1997, está considerada uno de los museos privados más importantes mundo. En el edificio que alberga el museo, diseñado por Renzo Piano, se presentan numerosas obras importantes de los principales artistas modernos y contemporáneos. Por lo que respecta a Picasso, Ernst e Hildy Beyeler apreciaron a un artista que estableció nuevos estándares y se implicaron de diversas maneras en un continuo compromiso hacia su obra. La Galerie Beyeler dedicó once exposiciones monográficas a Picasso, y fue responsable, a lo largo de las décadas, de transacciones en las que estuvieron comprometidas más de mil obras del artista. En el curso de su colaboración, Ernst e Hildy Beyeler también establecieron una relación amistosa con Picasso. Posteriormente la Fondation Beyeler organizó dos extensas exposiciones monográficas dedicadas al maestro, una sobre surrealismo y otra en torno a sus períodos azul y rosa. 

En la exposición en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, siete obras excepcionales de Picasso proceden de la Colección Beyeler, que, con un número superior a treinta piezas del artista, figura entre las colecciones privadas de mayor calidad en el mundo. Además, se muestran dos pinturas del maestro provenientes de la Anthax Collection Marx, que se hallan en préstamo permanente en la Fondation Beyeler. Una ocasión única para verlas ahora en Madrid.


La trayectoria de Picasso es rica y diversa, desde el cubismo al clasicismo; desde la escultura a la pintura y el grabado. Sea como fuere, su carrera estuvo en todo momento gobernada por el dibujante: 
Se diría incluso que en cada una de sus etapas creativas reaparece su pasión reiterada por el dibujo, que aprende en sus primeros años en Málaga y en su paso por la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado en la Academia de San Fernando. Resulta difícil renunciar a imaginar la influencia última que aquel tiempo de aprendizaje llegó a suponer para la educación del malagueño, quien pidió el ingreso formal en la Escuela de San Fernando el 14 de octubre de 1897. Casi al final de su vida, el 25 de octubre de 1971, sería elegido Académico honorario.

                                              

Destacamos el grabado titulado La comida frugal, reflejo del hambre y la penuria de los que viven momentos difíciles. Todo ello marcado en los rostros de los dos personajes del mundo de la farándula, enlazados por un mismo destino. Una obra muy melancólica que marca el final de la época azul, y el comienzo de la época rosa. Se llevó a cabo entre 1904 y 1905.

Los dos personajes muestran facciones angulosas y hundidas, cuerpos consumidos y frágiles y manos alargadas, que enfatizan su aspecto decaído. Según Fernande Olivier, modelo y artista, que fue pareja de Picasso, este grabado personifica «una intensa expresión de pobreza y alcoholismo».

Los orígenes del Cubismo giran en torno a 1907, fecha en la que Picasso concluye Las    Señoritas de  Avignon,  que se enmarca en ese período precubista y que, aunque no esté en la exposición, conviene recordar, ya que será el punto de partida de  una época totalmente nueva en el arte,  considerado el cuadro más importante de todo el siglo XX.  Esta es la etapa más importante del arte de Picasso, y la más trascendente.  
Comienza en  1907 y termina en 1917.


A esta etapa pertenece el cuadro estrella de la exposición titulado Mujer. Un óleo sobre lienzo, que forma parte de la colección Beyeler, y que posiblemente represente a uno de los primeros amores de Picasso. Los contornos de la figura muy marcados y la falta de definición, que da la impresión de un cuadro inacabado, junto al color, son elementos característicos.




Picasso es sobre todo conocido por su faceta de pintor. Sin embargo, fue uno de los grabadores más importantes y prolíficos del s. XX: a lo largo de su vida, llevó a cabo nada menos que 2200 grabados con diferentes técnicas. 

Las figuras y los rostros, el cuerpo y el retrato, en Picasso, siempre obsesionado por el pintor y la modelo, encuentran uno de los testimonios más elocuentes en estas 2 series emblemáticas de estampas
La obra maestra desconocida
La Suite Vollard.

La obra maestra desconocida y La Suite Vollard, ambas en las colecciones académicas, junto a otras piezas de excepcional significación en su creación gráfica, como La comida frugal,  pueden ser admiradas por vez primera desde hace muchos años en esta exposición.

Producida a partir de 1930-37 y llamada así por el marchante de arte que la encargó, Ambroise Vollard (1866-1939), La suite Vollard es considerada la serie de grabados más importantes del Arte ModernoEstaba formada por tres ejemplares sobre papel avitelado firmados por el artista con tinta roja; cincuenta ejemplares sobre gran papel verjurado (760 x 500 mm.) con la marca de aguas Pepèterie Montgolfier à Montvalt, en parte firmados, y doscientos cincuenta ejemplares sobre pequeño papel verjurado de Montval (445 x 340 mm.) con la marca de aguas "Vollard" o "Picasso" y en parte firmados.

Posteriormente se han editado conjuntos en facsímil en diversos formatos, una de las ediciones más populares y que no procede de las matrices originales es la de SPADEM en formato litográfico de 1973.



La suite comienza con grabados que exploran el tema del estudio del escultor, y la amante de Picasso, Marie-Thérèse Walter, es retratada como una modelo que yace en los brazos de un escultor barbudo. Aparece un minotauro, uniéndose en escenas de excesos báquicos, pero el minotauro se transforma de amante amable y bon vivant en violador y devorador de mujeres, lo que refleja las turbulentas relaciones de Picasso con Marie-Thérèse y su esposa Olga. En una tercera transformación, el minotauro se vuelve patético, ciego e impotente, deambula de noche, guiado por una niña pequeña con las características de Marie-Thérèse. Los tres grabados finales de la suite son retratos de Vollard.

Picasso aprendió nuevas técnicas de grabado durante la suite, desde grabados lineales relativamente simples, hasta punta seca y aguatinta, esto le permitió lograr más efectos pictóricos.​ La mayoría de las impresiones se completaron a satisfacción de Picasso en un solo estado, pero otras, especialmente las composiciones eróticas, existen en varios estados, catorce en un caso.

La  majestuosa escultura Cabeza de mujer en bronce patinado, que representa a Fernande Olivier, es otra de las obras destacadas de la exposición. 





Para terminar, los grabados de tema taurino y el cartel de Villauris. 
 
El padre de Pablo cultivaría en su hijo una ferviente pasión por las corridas de toros en las plazas malagueñas y de La Coruña. Sin llegar nunca a practicarla, la tauromaquia se convertiría en más que una afición para el artista, y a lo largo de su trayectoria se erigiría como uno de sus principales motivos pictóricos.

A través de las diferentes épocas artísticas, el toro picassiano servirá como alter ego del artista y representación de la virilidad española, al mismo tiempo que una alegoría de la lucha dramática entre la vida y la muerte. Más tarde, este simbolismo también se verá reflejado en la figura del minotauro







Visita organizada y guiada por la profesora Carmen Manso de Zúñiga, Historiadora del Arte por la UCM.


Galería de Arte Tíltide
C. Fernando el Católico 28, Madrid.
tiltide@gmail.com
tiltidearte.com

Fuentes y otras informaciones  de interés:

https://www.pablopicasso.online/mujeres-de-picasso/
https://www.realacademiabellasartessanfernando.com/
https://tiltide.blogspot.com/search?q=mujeres+llorando+de+pablo+picasso



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