26 de diciembre de 2021

La galería de Arte Tíltide cumple 20 años.

Hace veinte años, Tíltide abrió sus puertas, o mejor, una ventana al arte de ese momento. 
José Luis Fernández fue el artífice, el impulsor de la Galería Tíltide, donde se encuentra ubicado su estudio, y donde, además de tener una exposición permanente de su obra, comparte el espacio con grandes artistas, muchos de los cuales, han llegado con el tiempo a ser también grandes amigos.

Como ocurría hace veinte años, la obra de José Luis ocupa las paredes de la galería. Hemos querido empezar como hace tantos años. Pero después serán otros artistas los que presenten sus obras y quedará  para los espectadores la satisfacción de ver la obra más reciente, los recuerdos del pasado o los nuevos caminos de una investigación reciente en los artistas que pasaron alguna vez por esta galería de arte.

Pero por ahora, y hasta  el 30 de enero, el visitante podrá disfrutar, en Tíltide, de una Retrospectiva de JOSÉ FERNÁNDEZ. Las obras de estos veinte últimos años, fundamentalmente acuarelas, su técnica original y más genuina, confluyen con otras técnicas e investigaciones más recientes.


1. Haiku. Tinta seriada. 2. Otro lugar. Acuarela sobre papel. 3. La cuidada esmeralda. Acuarela sobre papel. 4.  Paisaje para un bosque verde. Acuarela sobre papel.



 Los Bodegones, una temática muy representativa del artista, en diferentes técnicas: Tinta seriada (1), acuarela (2,4,5), ceras (3). 





Las pequeñas joyas de ARTE, originales en distintas técnicas, y cuya medida máxima no excede 15x10 cm., están realizadas para ocupar los lugares más bonitos de una casa.







Y, todo lo contrario, de grandes dimensiones son sus "mitopaisajes", acrílicos sobre lienzo, cuya temática está relacionada con la mitología griega. Creaciones de paisajes irreales, inventados, de gran colorido y belleza.

1.ÍItaca .Acrílico sobre lienzo. 2.  El jardín de Caronte. Acrílico sobre lienzo.

El jardín de Caronte.
Fragmento


La escultura en madera, en metales, en piedra... culmina con el mural escultórico, titulado Instante y que se encuentra situado en el vestíbulo de la estación de Metro de Ventas en Madrid.  En acero cortén cobre y latón, tiene 3m. de altura por 23 m. de largo.





“Instante”
Mural escultórico de José Luis Fernández, construido en acero cortén, cobre y latón, situado en el Vestíbulo de la Estación de Ventas del Metro de Madrid. Medidas: 25 x 3 metros.  

Desde la Galería Tíltide "donde las cosas se ven de otra manera" y "donde la mirada es la llave oculta de la libertad", según las palabras del propio artista en la presentación de su primer catálogo, os animamos a visitar esta retrospectiva.
  
                                                    
              











Galería de Arte Tíltide
C. Fernando el Católico 28
MADRID
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8 de diciembre de 2021

"La imagen humana" se expone en CaixaForum hasta el 16 de enero de 2022.

 

La muestra ofrece un recorrido apasionante por uno de los grandes temas del arte figurativo: el ser humano. Las obras icónicas de civilizaciones antiguas del British Museum, se combinan con una selección de obras de arte contemporáneo de la Colección de la Fundación ”la Caixa” y con algunos préstamos importantes de otras instituciones como el Museo del Prado.

           

La pieza más antigua fue hallada en Jericó y data del IX milenio a. C y la más reciente (2016) alude al culto a la belleza occidental en Irán y es obra de Parviz Tanavoli.

El conjunto de la exposición nos propone, por un lado, analizar las similitudes y diferencias en la representación humana en geografías y tiempos muy distantes; por otro, reflexionar sobre las identidades individuales y sus conexiones con lo colectivo. ¿Hasta qué punto podemos representarnos individualmente o quedamos determinados por lo colectivo?


La exhibición se articula en cinco secciones temáticas: 

1. Belleza ideal.

Una belleza que depende siempre de la moda del  momento. Nada que ver  la imagen ideal de belleza de la Grecia clásica, basada en la armonía y en las matemáticas:  de cuerpos atléticos y musculosos,  mucho cabello, nariz y mandíbula poderosa;  con la  belleza romana, más artificial y basada en la cosmética; o la del siglo XXI. Comparemos....

 




Estas últimas imágenes pertenecen  a Matisse (la última) y a Koya  Abe, un artista japonés que presenta una impresión digital del año 2008, titulada "Diosa tatuada". Revisa el famoso cuadro de Velázquez, La Venus del espejo. En la obra de Velázquez, la diosa desnuda representa el ideal occidental de belleza femenina clásica. Pero en la obra de Koya Abe aparece cubierta de irezumi, que en Japón expresión artística. Mediante esta transformación el autor pone en contraste diferentes conceptos de belleza.

De Matisse es la litografía titulada "Gran odalisca con pantalón a rayas", de 1925. Una potente sensualidad emana de esta imagen de mujer, semidesnuda y recostada en un sillón.  Pertenece a una serie de desnudos que Matisse creó  en la década de 1920.

2. Retratos.

El retrato es la expresión plástica de una persona a imitación de la misma, tanto en la pintura  como en la escultura o la fotografía. Puede mostrar la personalidad e incluso el estado de ánimo de la persona. Aparece en el siglo V a. C. sobre las monedas de los reyes persas. El uso se expandió sobre todo desde la muerte de Alejandro Magno. Conoció un desarrollo considerable durante la época romana. 

En cierto sentido, limita las posibilidades creativas del artista, al tratar de mantener el parecido de los sujetos con el natural, pero la sensibilidad del artista puede interpretar los rasgos, según su gusto y las características del arte del tiempo en que se opera.

Existen civilizaciones enteras que rechazaron el retrato como figura tomada del natural (como el arte griego arcaico y clásico o el árabe antiguo), en ello intervinieron condiciones mentales e ideológicas. En la actualidad  muchas innovaciones nos sitúan ante un retrato diferente, o incluso un "no retrato", desdibujado, movido, difuso: sus fines son  distintos.

                                        





Esta obra de la anterior imagen, es un autorretrato perteneciente a Antoni Tápies. Una técnica mixta sobre tela  de 1998, que pintó el artista cuando tenía setenta y cinco años. Obra enigmática que refleja una profunda reflexión sobre sí mismo. La imprecisa silueta del rostro queda iluminada por los trazos intensos de pintura blanca que cubren la boca y los ojos. La imagen del artista, y tal vez su personalidad, queda oculta bajo ese "maquillaje".

3. El cuerpo divino.

La imagen de la divinidad ha dejado huella en todas las civilizaciones, en todas las religiones: vírgenes, dioses, ángeles, santos y mártires. Abajo una imagen religiosa de México.  La calavera no representa algo lúgubre  en el ser humano, o la ausencia de alma. Se trata de la imagen de la perdurabilidad, la prueba de vida, el núcleo último de los elementos que nos componen. El semblante más puro y nuclear de la vida. 

                        

                                        


Vírgenes, madonnas,  dioses....que tienen poco en común en las diferentes etapas históricas, ¿verdad?
Impactante esta fotografía de esta mujer negra, vestida de rojo amamantando a dos niños escuálidos. 



4.El cuerpo político.

En muchas ocasiones la imagen se utiliza como símbolo de poder político, y se usa como representación del estado. Este retrato de Isabel la Católica fue encargado a Madrazo por Isabel II, para dar boato a la realeza que ella misma representaba. Pero ¡ni por esas! decía una alumna, espectadora. ¡Qué acertada!.


                                  

 Las estatuas de emperadores, emperatrices  y  reyes, tratan de convertir a los representados en personas,  reales de carne y hueso.  Evidencian dotes militares, poder, belleza...

 

                                      


5. La transformación corporal. 



En todas las imágenes se ponen en contacto representaciones de épocas diversas, íntimamente conectadas en el discurso expositivo pero enriquecedoramente distintas en su concepción: las hay simbólicas, que responden además a marcados arquetipos, y también carentes de toda metáfora; realistas o idealizadas y aspiracionales. En su evidente disparidad, podemos entender que responden todas a una necesidad última y esencial de entender el lugar que como personas ocupamos en el mundo, qué sabemos de la vida y de la muerte, qué queremos proyectar o hasta qué punto la apariencia ha determinado juicios. Solo si concebimos una imagen del cuerpo podemos situarnos en el mundo exterior, decía Herbert Read en El arte de la escultura.

Moore ha señalado que no alcanza  a profundizar en nuestra actual tendencia al selfie y la exhibición propia en Internet, eso requeriría  análisis nuevos y más profundos, aunque  sí podemos sentirnos conectados con cada una de las figuras reales, mitológicas o ideales  presentes en la muestra, desde las primitivas culturas africanas a Lozano-Hemmer, pasando por Matisse, Goya, Luis de Madrazo, David Hockney, Durerero, Manet, Tom Wesselmann, Tapies, Vanessa Beercroft, Koya Abe, Frank Auerbach, Esther Ferrer, Óscar Muñoz, Craige Horsfield, Ali Cherri o Navarro-Baldeweg, al que pertenece la obra de la siguiente imagen .





                                    


   En un mismo espacio se yuxtaponen piezas de épocas, temáticas y culturas absolutamente             diversas. En total más de 150 piezas, entre  pinturas, mascaras, monedas, esculturas,                     fotografías... 



En todos los rincones del mundo, las personas han creado constantemente representaciones de sí mismas. Muchas de estas representaciones contienen un simbolismo complejo; otras nos remiten a la belleza y al misterio del cuerpo humano, a través de distintas vías, desde la más profunda estilización hasta el hiperrealismo. 

Un viaje a través del tiempo y de las culturas, un recorrido que no distingue ni épocas ni fronteras para mostrar un tema universal: cómo el ser humano se ha representado y se representa a sí  mismo.

 https://caixaforum.org/es/madrid/p/la-imagen-humana-arte-identidades-y-simbolismo.

 



27 de noviembre de 2021

Morandi. Resonancia infinita. FUNDACIÓN MAPFRE. Hasta el 9 de enero de 2022

La exposición Morandi. Resonancia infinita hace un recorrido retrospectivo por la obra de Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964), uno de los artistas más significativos e inclasificables en la historia del arte del siglo XX. El pintor italiano apenas viajó fuera de Italia y permaneció casi toda su vida en su casa-taller de la Via Fondazza en Bolonia. Allí abordó un trabajo en el que los objetos cotidianos, las flores y el paisaje se convirtieron en protagonistas, con la intención de crear.  

«Un conjunto armonioso de colores, formas y volúmenes que obedecen exclusivamente a las leyes de la unidad, como la belleza de los acordes». (Ardengo Soffici)



Las primeras exposiciones de Morandi tienen lugar en el ambiente de fervor creativo impulsado por los futuristas. En marzo de 1914 expone en el Hotel Baglioni de Bolonia, en una muestra de un solo día, junto con Mario Bacchelli, y otros pintores. 

Las obras que nos quedan de la década de 1910 revelan el talento de Morandi para los paisajes, resueltos con una paleta escueta y una seguridad compositiva ya muy clara. Algunas de las pinturas que presenta en aquella exposición de Bolonia no han podido ser identificadas con absoluta certeza. Suponemos que entre ellas deben encontrarse algunos de los paisajes de esta exposición, como el de la imagen que aparece a continuación. Representan unos de los primeros estudios del natural que Morandi realiza durante sus estancias en Grizzana, el pequeño pueblo de los Apeninos boloñeses que el artista frecuenta a partir del verano de 1913. Y llevan la impronta de Cézanne, pero en "El bosque" también se reconoce la huella del cubismo en ese apretado follaje verde grisáceo que invade todo el espacio del lienzo. 


En Roma, Morandi participa en la Seconda Esposizione Internazionale d’Arte «Della Secessione» (febrero-junio de 1914), donde puede contemplar acuarelas de Cézanne y pinturas de Matisse, y en la Esposizione libera futurista internazionale de la Galleria. 

Con una composición más compacta, el artista regresa a la temática de las pinturas de la naturaleza muerta, donde los objetos aparecen vistos de tres cuartos, cortados, como en la imagen siguiente; algunos como árboles en un denso bosque, transfigurados en su impulso vertical.



 En cuanto al trazo, cabe preguntarse si la técnica de la punta seca utilizada por Picasso y Braque pudo dejar alguna huella. Desde luego, el trazo corto y recto, sin la menor inflexión, sin concesión alguna, denota un afán purista que no es exclusivo del Morandi de aquellos años.


Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Morandi es inmediatamente llamado a filas, pero al caer gravemente enfermo es licenciado al poco tiempo (1917). Es un año difícil para el pintor, que destruye gran parte de su obra. 

                              


 

Morandi no visita París y, en general, viaja muy poco, manteniéndose al día sobre el arte europeo a través de las revistas, los catálogos y las exposiciones que visita en Italia. Lee los escritos de Ardengo Soffici, estudia las obras de Cézanne, puede ver la obra de Renoir en la Bienal de Venecia, la de Monet en Roma y la de Cézanne en la Bienal de 1920, precisamente éste es un referente esencial para entender el rigor compositivo de Morandi.

Avanzando con coherencia a lo largo de los años, en una «anulación» del sujeto rayana en la monotonía, y que tiene en Cézanne a un autorizado precedente, Morandi experimenta con las variaciones de luz, color y composición, introduciendo a menudo unos cambios mínimos que, sin embargo, modifican radicalmente la percepción del espacio y los objetos. 

Las naturalezas muertas metafísicas reúnen los objetos en combinaciones inexplicables y misteriosas: botellas, un trozo de maniquí de sastre, una pipa, cilindros, formas de madera, cartabones, cajas, marcos. Raffaello Franchi habla ya de «construcciones algebraicas» y de una pintura de objetos inertes, sobre cuya belleza ha transcurrido toda una eternidad de plácida contemplación

La composición mesurada, la refinada armonía de las partes, una firmeza clásica y un aire de cristal  distinguen la «metafísica» de Morandi.

                                
Pero ¿qué significado tienen esos objetos para Morandi? Carlo Carrà  explica: «Son las “cosas corrientes” las que revelan esas formas de sencillez que nos hablan de un estado superior y posterior del ser en el que está todo el secreto esplendor del arte. Los destellos de las “cosas corrientes” rara vez ocurren, pero cuando iluminan el arte crean esos “esenciales” que para nosotros, los artistas modernos, son los más preciados»




Completan la exposición  una serie de obras de distintos autores inspiradas en la obra de Morandi:  esculturas, cerámicas, oleos, fotografías,  instalaciones... Como la de Gerardo Rueda (en la primera  imagen posterior),  Alfredo Alcain, Juan José Aquerreta, Joel Meyerowitz o Tony Cragg. 

A este último artista, Tony Cragg, pertenece la escultura monumental en cristal mateado a la arena. Muchas de sus primeras obras se hicieron con materiales encontrados, otros de construcción descartados y domésticos desechados. Esto le dio una amplia gama de materiales principalmente artificiales y automáticamente le proporcionó preocupaciones temáticas que se hicieron características de su obra hasta la actualidad. Durante los años setenta hizo esculturas usando simples técnicas como amontonamiento de materiales, partición de los mismos o aplastamiento. 

                                       






 Morandi, quizás más que otros contemporáneos suyos, ha sido objeto de numerosos descubrimientos y revalorizaciones. Ante su obra se tiene la sensación de un tiempo suspendido, envolvente, eterno. Quizás sea ese el instante que las obras maestras consiguen captar, mostrando un poder inalcanzable para quienes las observamos: el de la inmortalidad. 

                                                                                 

Visita dirigida por Sara Fernández, Historiadora del Arte por la UCM y diseñadora. 

Curadora de la Galería de Arte Tíltide:

Fernando el Católico 28

Madrid.

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