Son muchas las personas que, día tras día, pasan varias horas de su vida viajando en Metro, ya sea para ir y venir de trabajar, o para moverse por el centro urbano de Madrid sin necesidad de coger el coche.
Sin embargo, los horarios, las prisas y el ritmo acelerado que impera en nuestro día a día, hacen que muy pocas veces dediquemos unos minutos a mirar alrededor y ver dónde nos encontramos. Y es que numerosas estaciones del Metro de Madrid guardan en su interior elementos que merecen nuestra atención, ya sea por su calidad artística, o por su singularidad, convirtiéndose en grandes salas expositivas bajo el suelo.
Este es el caso del vestíbulo de la estación de Ventas, enclavada en el barrio del mismo nombre, zona taurina donde las haya, debido a su ubicación a pocos metros de la madrileña Plaza de Toros de las Ventas. En su vestíbulo, podremos ver un mural de 25 metros de largo por tres de alto, realizado en el año 1986 por el artista José Luis Fernández González.
Su título es Instante y, como en casi toda obra de arte, fue necesario un boceto para dar forma a la idea inicial, condicionada por el lugar: la plaza de toros. Se realizó una maqueta pequeña que sirvió como modelo al gran mural.
Se escogieron los materiales con una intencionalidad clara de perdurabilidad y resistencia, y teniendo en cuenta el enclave de la obra. "Para mí no había otra posibilidad que los metales o la piedra - decía el artista- y esta última fue desechada porque buscaba una superficie plana, que era donde mejor podía expresarme".
Los materiales empleados fueron seis planchas de acero cortén, de aproximadamente un 1 cm. de espesor, que colocadas una junto a otra, forman el gran rectángulo que sirve de fondo a las chapas de cobre rojizo, y latón amarillo, que definen con su propia pigmentación, los elementos de la composición.
A partir unos patrones cortados a tamaño real, cortados en papel, en cuadrículas de 1,2 x1,2 m. por el artista, y que se superpusieron al metal, se realizó el mural, y se montó posteriormente en el propio vestíbulo.
La escena se compone de una serie d elementos de la fiesta: el abanico, el toreo, el picador, la mulilla, los subalternos... La imagen envuelve al espectador, que espera que ocurra algo en el ruedo. Inmerso en una plaza que es la antesala de la verdadera, a pocos metros de allí.
*Revsita Tecniarte, nº 25, junio 1991. Pag- 18 a 24. El mural escultórico de José Luis Fernández. por María Montaña Sierra Sánchez.
*tiltidearte.com