10 de diciembre de 2014

Francisco Sancha (Málaga, 1874 - Oviedo, 1936) fue uno de los dibujantes españoles más populares durante las tres primeras décadas del siglo XX y uno de los mejor representados en los fondos del Museo ABC, con un total de 902 obras.



Aunque parecía llamado a sobresalir en la pintura, tras su paso por la malagueña Escuela de San Telmo y la madrileña Academia de San Fernando, lo cierto es que las circunstancias le fueron conduciendo hacia el territorio de la ilustración en las revistas y periódicos de la época.





Tras unos primeros años de titubeo gráfico, a los que pertenece su primer dibujo para Blanco y Negro (23 de abril de 1898), con el que abrimos la muestra, pronto su estilo se decantó por unos rasgos sombríos y expresionistas que le emparentaban con Goya, pero que no gozó demasiado de la valoración de los lectores

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Su estancia en París, de 1900 a 1904, le serviría para entrar en contacto con varios de los mejores dibujantes del momento, así como para forjar las que serían sus señas de identidad: 
en lo temático, la preocupación por los personajes más humildes y anónimos de la gran ciudad, aquellos que a la postre les confieren su verdadera alma; y en lo estilístico, la profundización en el expresionismo de la herencia goyesca a través de dibujantes franceses de ayer (Daumier) y de ese momento (Steinlen). Pero también, sobre todo a la hora de abordar el universo infantil, para encontrar una línea más decorativa y muy en boga en la capital francesa.



Todo ello cristalizaría en el hecho de que, a su regreso a Madrid, pudo hacer convivir ambas líneas y lograr el éxito, en especial merced a sus escenas costumbristas madrileñas para Blanco y Negro, con las que sigue asociado hasta hoy. Unas escenas que, de paso, lo emparentaban con el realismo un tanto descarnado y pesimista que se había impuesto en el arte español (el del primer Casas, Nonell, Zuloaga o Solana) como reflejo de la honda crisis que vivía el país tras su desastre colonial de 1898. 





Pero en 1912 decidió concluir aquella etapa, la más representada en la exposición, para probar fortuna en Inglaterra, confiando en alcanzar el reconocimiento que él consideraba que se le negaba en su patria. Acompañado de su inteligente mujer, Matilde Padrós, una de las primeras universitarias 
españolas, y de sus cuatro hijos (un quinto nacería ya en Londres), Sancha se topó con una sociedad menos permeable a los artistas extranjeros que la francesa, de tal manera que sus trabajos fueron más bien escasos (algunas de las ilustraciones que hizo desde allí para Blanco y Negro también se exhiben en esta muestra). Lo mejor de esa pequeña producción fueron una colección de postales y  las estampas del Libro de horas amargas, relacionadas con el estilo de ciertos cartelistas soviéticos, con 
las que contribuyó a la denuncia del imperialismo germánico durante la I Guerra Mundial

Ante la asfixia económica que padecía, regresó a Madrid en 1922, contratado por el diario El Sol para el que trabajó —así como para el vespertino La Voz, del mismo grupo editorial— hasta la extenuación. No obstante, desde 1925 hasta 1935 colaboraría también con Blanco y Negro y con ABC, periodo del que sobresalen sus vistas de Madrid y del paisaje castellano, que parecen estar presididas por un aplastante silencio, varias de las cuales figuran en esta exposición.




El hecho cierto fue que el gusto español empezaba a cambiar con la progresiva imposición de las vanguardias, lo que le iba arrinconando poco a poco pese al despliegue de estilos del que hacía gala 
para reafirmar su maestría.Prácticamente sin encargos, aceptaría en 1936 trasladarse a Oviedo para 
colaborar en el renacido diario socialista Avance, que dirigía su amigo Javier Bueno. Llegó a la capital asturiana en julio de 1936 y a los pocos días se vio sorprendido por el golpe militar que desencadenó la Guerra Civil y fue encarcelado. Moriría en prisión, a consecuencia de una severa úlcera, dos meses después.




La presente muestra, compuesta por 112 dibujos y documentación de sus etapas francesa e inglesa, es la primera monográfica que se le dedica en nuestro país desde la modesta exposición que en 1953 organizó la Asociación de Dibujantes Españoles para que no se perdiera su memoria.

El creador que fuera pieza capital en los mejores años de Blanco y Negro y adalid de un realismo crítico y nunca estridente que no tuvo continuación tras el final de la Guerra Civil, debería recuperar ahora, gracias a esta antológica, el lugar que le corresponde y que ABC le reconoció siempre en las exposiciones colectivas que organizó hasta el día de hoy.

                             


FRANCISCO SANCHA. EL ALMA DE LA CALLE

Exposición del 10.10.2014 al 25.01.2015

1 comentario:

  1. Que injusticia en vida, porque son unas ilustraciones hechas con mucha técnica y que época más injusta sobre todo en España que el Arte y la Cultura era privilegio de unos pocos.

    Un abrazo Matilde y desearte unas Felices Fiestas para ti y tus seres queridos.

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