El realismo íntimo de Isabel Quintanilla es el título con el que el museo Thyssen dedica por primera vez una exposición monográfica a esta artista española, Isabel Quintanilla (1938-2017). Una de las figuras fundamentales del realismo contemporáneo. Ella vivió y trabajó en un momento de la historia de España en el que las mujeres artistas no tenían el protagonismo del que disfrutaban los artistas masculinos, lo que no pasaba por alto en sus declaraciones públicas para reivindicar así el valor de su trabajo y el de sus compañeras: María Moreno o Amalia Avia, otra de las artistas de cuya obra hemos disfrutado durante nuestro curso de arte.
Una selección de obras que propone un recorrido que nos sumerge en el “mundo Quintanilla”, protagonizado por sus objetos más personales, por la intimidad de las estancias de los diferentes domicilios y talleres donde vivió y trabajó, así como por su familia y sus compañeros. "Un universo en el que el visitante va a reconocer ambientes y objetos que activarán sus emociones, objetivo que estuvo siempre presente en la autora. Como ella misma afirmó en numerosas ocasiones, la pintura era su vida y su vida era la pintura".
Cuarto de baño, 1968. Óleo sobre tabla,
INFANCIA Y JUVENTUD
Nació el 22 de julio de 1938 en el madrileño barrio de Pacífico, y durante la Guerra Civil su padre formó parte del ejército republicano, en el que ingresó con el rango de capitán por su formación como Ingeniero de minas, y llegó a ser comandante. Y como consecuencia, finalizada la guerra falleció en 1941 en la cárcel. Isabel apenas tenía tres años. Su madre sacó a la familia adelante con su trabajo como costurera.
Autorretrato. Lápiz sobre papel. 1962.
Cursa el bachillerato superior en el instituto nacional de enseñanza media Beatriz Galindo de Madrid. Asiste a las clases de dibujo y pintura en el taller de la pintora Trinidad de la Torre. Para preparar su ingreso en la Escuela de Bellas Artes, Isabel se matricula en las clases nocturnas de la Escuela de Artes y Oficios, en la que obtuvo el premio extraordinario en 1953-1954. En sus ratos libres, al igual que muchos otros estudiantes, practicó la copia de modelos en yeso de esculturas clásicas para completar la preparación del exigente examen de ingreso a la Escuela de Bellas Artes y allí descubrió también la escultura gótica y renacentista.
En 1959 concluye sus estudios y obtiene el título de profesora de Dibujo y Pintura. En septiembre recibe una beca de ayudante de catedrático de instituto y enseña dibujo artístico y dibujo lineal. Expone por primera vez en la muestra grupal titulada Los niños organizada por la Fundación Rodríguez-Acosta de Granada.
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Lavabo del colegio de Santa María.1968 |
En 1960 se casa con Francisco López, quien ese mismos año gana el Gran Premio de Arte de la Academia de Bellas Artes de Roma, y allí se traslada el joven matrimonio y se relaciona con otros creadores becados por esta organización. En Italia comienza un periodo decisivo para Isabel, una nueva forma de entender el arte, identificando la obra como la representación de la realidad que nos rodea, de lo cotidiano con toda su carga poética y evocadora.
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Roma (La casa roja).1962 |
A su regreso a Madrid en 1964, Isabel va a mostrar una mayor confianza en el empleo de nuevas tonalidades, aunque al pintar flores sigue utilizando blancos y grises. En esta nueva etapa sorprende la manera en que se multiplican los verdes, los dorados y los azules. Ese mismo año realiza su exposición en la galería Edurne de la capital.
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| Ventana con lluvia. 1970. |
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| Atardecer en el estudio, 1975. |
LOS AMIGOS
Sobre su denominación, el pintor Antonio López, uno de sus más importantes miembros, aclaraba que no es un grupo tal y como se entiende en el mundo del arte, puesto que nunca hubo un programa ni unos objetivos marcados o una línea a seguir. Se trató, desde el principio, de amigos que se conocieron y formaron, en su mayoría, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando; que han compartido largas horas de debates artísticos y que han expuesto en varias ocasiones juntos. Dicha relación se vio fortalecida por los matrimonios que tuvieron lugar dentro del grupo: Amalia Avia con Lucio Muñoz, Isabel Quintanilla con Francisco López Hernández, Esperanza Parada con Julio López Hernández y María Moreno con Antonio López. La razón de su unidad radica, pues, en un entendimiento estético y un respeto mutuo.
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| Amalia Avia. El aparador (1989) |
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| Maria Moreno. Bodegón (1990) |
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Maria Moreno.Patio interior de una casa de Madrid. (1980)
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EL ESTILO
Tiene como base un lenguaje figurativo que va más allá de la mera representación de la realidad. Un estilo cuidado y preciso que imprime a su obra una fuerte carga emocional, marcada por la serenidad, la quietud, la tranquilidad y la intimidad. Su pintura se basa en captar de la realidad o la verdad, pero a través de aquello que la rodeaba: lo más cercano, lo más íntimo.
Pocas veces parecen figuras humanas. Nos muestra a la persona con un objeto que la representa: un detalle, un vaso, un florero, como si se tratase del objetivo de una cámara fotográfica. Ocurre así en Homenaje a mi madre (1970) obra en la que aparece una máquina de coser Alfa. Nunca pintó a la madre pero está presente en su pintura en muchos objeto cotidianos y especialmente de costura, en este sobre todo, ya que su madre sacó adelante a su familia trabajando como costurera, después de la muerte del padre de Isabel. Sin duda la obra lleva implícita la huella de su madre.
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| Homenaje a mi madre (1970). |
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| El cuarto de costura. 1974 |
Uno de los escasos cuadros en los que aparece la figura humana es éste, en el que su marido, Francisco López, está escribiendo en una habitación de su casa.
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| Retrato de Francisco |
Sus bodegones combinan una temática clásica con objetos muy contemporáneos, como el vaso de Duralex, el teléfono o la máquina de coser, que evocan un tiempo y un país, el nuestro . Quintanilla es una pintora de la realidad por ella vivida y una gran parte de su obra trata de los espacios que habitó: el dormitorio, la cocina, el baño, el rincón de la costura y el estudio de la artista, aunque casi siempre vacíos de figuras, como ya he dicho. En esos interiores late la presencia de los personajes de su vida, su marido y su hijo, sus amigos. Todo respira intimidad: las ventanas que reciben la luz de fuera y las puertas que nos llevan más adentro....
La pintura de Isabel Quintanilla es resultado de un dominio rotundo de la técnica y de un oficio adquirido en distintas escuelas, pero, sobre todo, de un trabajo continuado en el tiempo. La artista se refería siempre a la lucha constante que supone resolver los problemas que la pintura plantea a todo aquel que quiere valerse de ella para experimentar la realidad de otra manera.
Visita organizada por Sara Fernández:
Historiadora del Arte por la UCM, diseñadora y profesora.
Fotografía: María de la Riva
ACTIVIDADES CULTURALES TÍLTIDE
C. Fernando el Católico 28, Madrid.
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