Nuestro pequeño homenaje a Oscar Niemeyer.

 Este mes ha muerto el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer(1907-1912), una de las figuras más importantes de la arquitectura del siglo xx.  Su larga vida fue una lucha para defender sus ideales políticos y estéticos.

Ideó una serie de edificios curvilíneos que se convertirían en su marca. Para él las líneas rectas y rígidas eran una demostración de autoridad que le quitaba libertad a los espacios. Sus curvas, también decía, estaban inspiradas en la mujer brasileña. 

 Palacio Planalto

Su figura adquiere la máxima dimensión cuando Juscelino Kubitschek, alcalde de Belo Horizonte, en Minas Garais, le encarga los edificios Pampulha, con el Casino donde se ha instalado el Museo. Y cuando Kubitschek llega, en 1956, a la Presidencia de Brasil,  encarga  a Niemeyer proyectar Brasilia, la nueva capital de la nación, donde los principales edificios llevan su sello: la Corte Suprema, el Congreso Nacional, el Palacio Planalto (en la imagen anterior) y la bella Catedral Metropolitana que aparece en las imágenes siguientes.

Pero tras el golpe militar de 1964, Oscar Niemeyer abandona Brasil y fija su residencia en Francia donde permaneció hasta 1985. Cuando regresó a su país, al caer la dictadura, su obra fue de nuevo valorada y empezó a construir edificios y casas por todo Brasil, especialmente en Niterói.

En su periodo europeo, de 21 años, realizó obras singulares en Francia, Italia, Holanda, también en Argelia. Y a pesar de su exilio, en Brasil realizó la Pasarela do Samba en Río de Janeiro en año 1983. 

Museo de arte contemporáneo en Niterói. Parece un platillo volador a punto de despegar.

En 1988 recibió el Premio Pritzer de Arquitectura; el año 1989 fue Premio Príncipe de Asturias de las Artes en España, contacto con Asturias que se ha materializado en una obra singular: el Centro Cultural Internacional Niemeyer de Avilés. A él pertenecen estas espléndidas imágenes.

“No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae

 es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus

 ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el 

universo curvo de Einstein”.

Museo Niemeyer.

Unos meses antes de su muerte, a pesar de que tenía casi 105 años, seguía trabajando con la misma energía y creatividad de cuando empezó su carrera. 

 www.niemeyercenter.org