5 de julio de 2024

La obra de Rosario de Velasco en el Thyssen.

El verano de Madrid nos trae  una exposición dedicada a la pintora figurativa española Rosario de Velasco (Madrid, 1904 - Barcelona, 1991). Podemos verla en el Museo Thyssen hasta el 15 de septiembre. Otra vez una sinsombrero entra a formar parte de nuestro actual panorama cultural.

Comisariada por Miguel Lusarreta y Toya Viudes de Velasco, sobrina nieta de la artista, la muestra reúne treinta pinturas de los años 20 a los 40 del siglo pasado, y una sección dedicada a su trabajo como ilustradora gráfica.  Y así, se exponen por primera vez obras guardadas en la familia y en colecciones particulares, algunas hasta ahora en paradero desconocido y que se han ido localizando y recuperando en los últimos años, con muchas dificultades.


LA VIDA DE LA PINTORA.

La artista  concurrió por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1924 con dos óleos titulados Vieja segoviana y El chico del cacharro,​ y en 1931 estuvo presente en el primer Salón español de Dibujantas, destacando entre las representadas como digna de mención según el crítico Manuel Abril.


En 1932 obtuvo la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes con el óleo Adán y Eva que hoy podemos ver en el Museo Reina Sofía, obra representativa del retorno al clasicismo, o «retorno al orden», experimentado por las vanguardias europeas en el periodo de entreguerras. La artista presentará esta misma pintura en las muestras organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos en Copenhague. de la que forma parte, y en la galería Flechteim de Berlín, entre diciembre de 1932 y enero de 1933.


Con El baño, presentado en 1931 en el Salón de otoño, participó en 1935 en la exposición que la Librería Internacional de Zaragoza dedicó exclusivamente a jóvenes mujeres artistas y escritoras, con la colaboración de Carmen Conde,  Menchu Gal y Josefina de la Torre, entre otras, y otra vez nos encontramos con las sinsombrero en nuestro recorrido.

En 1934 expuso en Carnegie Institute de Pittsburgh  y en 1936 en la Exposición de Arte Español que tuvo lugar en el Musée des Écoles Etrangères Contemporaines de París.

En Madrid se rodeará de importantes intelectuales y artistas como Delhy Tejero, Concha Espina, Consuelo Berges, Carmen Conde, José Gutiérrez Solana, Alfonso Ponce de León o Matilde Marquina, y las ya citadas Carmen Conde o Menchu Gal. 

Rosario se acercó a la Falange desde su profunda religiosidad, y formará parte de ella, siendo una de las primeras militantes desde 1933, pues se declaraba ferviente seguidora de José Antonio Primo de Rivera. Más adelante se afiliará, asimismo, a la Sección Femenina de su amiga Pilar Primo de Rivera. Abajo su autorretrato.

En casa del editor Gustavo Gili, conoció al que sería su marido, el médico Xavier Farrerons Co, con quien contrajo matrimonio en Barcelona en 1937. El matrimonio huyó a continuación a Francia,  para pasar a la zona sublevada, donde nació su única hija, María del Mar, y colaboró con sus dibujos con la revista Vértice. Acabada la guerra civil la familia se estableció definitivamente en Barcelona, iniciando una etapa de intensa actividad pictórica, si bien se mantuvo siempre alejada de las corrientes artísticas y rodeada de buenos amigos como Dionisio Ridruejo,  Eugenio d´Ors  o Carmen Conde. 

En 1944 fue seleccionada para el Segundo Salón de los Once, muestra organizada por la Academia Breve de Crítica de arte, impulsada por D´Ors para dar a conocer el arte de la primera posguerra.

En 1968 obtuvo el Premio Sant Jordi  por La casa roja, obra característica de la evolución de la pintora, cuyo estilo, ahora  de perfiles desdibujados a base de transparencias, se irá apartando del clasicismo sin renunciar nunca a la figuración. Pero es esta una obra posterior, que ya no entra en la exposición, que sólo comprende obras pertenecientes a las décadas de los años 20 al 40.  

En la ilustración de libros, además de la citada colaboración con la revista Vértice, proporcionó las ilustraciones de Cuentos para soñar (1928) y La bella del mal amor (1930) de Maria Teres León​ y Princesas del martirio de Concha Espina (Gustavo Gili, Barcelona, 1940) o La bien Plantada de Eugenio d´Ors. La belleza de estas ilustraciones no nos deja indiferentes a los espectadores de la muestra.



LAS OBRAS

Óleos y obras de gran formato.

Era capaz de revisitar los temas y los estilos de la historiografía de una manera muy moderna, conviviendo con las influencias vanguardistas. Creo que esa fue la razón por la que se convirtió en una de las figuras más importantes del momento, dice Elena Rodríguez, coordinadora de la exposición.

Las primeras obras tienen un marcado carácter realista y tradicional, como este titulado los Maragatos, que ya pudimos ver en  la exposición de Las sinsombrero el año pasado en el Centro Fernán Gómez de Colón. ¿La recordáis? 



La sobrina nieta de la artista fue la que se propuso encontrar la obra de Rosario de Velasco, que estaba perdida. Gracias a la participación  de muchas personas fueron apareciendo cuadros de la talla de Gitanos (1935), que se expuso en Pittsburg en 1935 y que estaba en la misma sala que Dalí, y Maternidad (1933), con la que participó en una de las ediciones de la Bienal de Venecia, ambas en posesión del mismo coleccionista; o las ilustraciones que realizó para la edición de Cuentos para Soñar de su amiga María Teresa León en 1928. Desde que empezó todo, se han recuperado 211 obras que estaban sin localizar y aún se espera que se encuentren muchas más gracias a la exposición, dice Toya Viudes de Velasco.




Esta obra titulada Adán y Eva, del año 1932 tiene ya un aire diferente:  centrada en la representación de dos personajes, un hombre y una mujer, acostados en una pradera, sobre una tupida vegetación;  presenta en la composición una de  las principales constantes de la trayectoria plástica de la autora. Es la suya una producción figurativa que en el período anterior al año 1936,  se aproxima al realismo de los colectivos identificados con la corriente europea de recuperación del clasicismo, como la Nueva Objetividad alemana o los italianos Valori Plastici. 

Si bien la iconografía de Velasco se inspira siempre en los motivos pictóricos tradicionales: naturalezas muertas y composiciones con figuras, (como en el propio caso de Adán y Eva), la aproximación a esos  temas se caracteriza  por un innovador tratamiento formal, que incluye los aspectos técnicos y el empleo del color.

Así ocurre ocurre con Las Lavanderas (1934), cuyas protagonistas no son el prototipo de la mujer española presente en los Maragatos, por ejemplo.  Encontramos en él una influencia cubista y de otras corrientes de Vanguardia en el carácter pétreo de sus figuras, y en la inalterable quietud, y en la frialdad. Nos deja una sensación de realidad irreal, que suspende la obra en el tiempo y hace que "no pase de moda".


Ya en 1936 se produce una deriva del realismo hacia la acción política. Fue una tendencia frecuente en un momento convulso de la historia de España en el que el arte se puso al servicio de la propaganda. La obra que aparece a continuación pertenece a este momento, se trata de La matanza de los inocentes.


La riada de 1957  dejó el cuadro durante años cubierto de barro y con marcas de agua. La magnífica y perturbadora obra fue atribuida a Ricardo Verde en base al monograma con el que Rosario de Velasco firmaba sus obras, con las iniciales de su nombre, RV, hasta que en 1995 fue devuelta su autoría a la artista, Pertenece al museo de Bellas artes de Valencia.

Otras obras de esta sección: bodegones, juguetes,  la charanga...






Ilustraciones y obra sobre papel.


Como ilustradora, desde muy pronto, colabora en diferentes proyectos: en la revista La Esfera (1927), en Cuentos para soñar (1928) de su buena amiga María Teresa León,  en la revista Vértice...…  





El relato de León se trata de un libro ecléctico, no sólo por la mezcla de lo antiguo y lo nuevo, sino también de distintas tradiciones literarias, como la cuentística, la teatral o la poética. Este eclecticismo es recogido por las ilustraciones de Rosario de Velasco, que varían en tamaño, color, estilo y localización en el texto. (…) 






En la portada de Cuentos para soñar y a lo largo del libro, las ilustraciones de Velasco refuerzan el mensaje de León y su combinación tradición-modernidad. El título mismo sugiere un futuro imaginado y por crear, tal como implica el “para soñar”. Por su parte, la portada diseñada por Velasco enfatiza la modernidad, puesto que muestra fábricas humeantes y grandes rascacielos, pero no excluye la tradición, en este caso la de los cuentos infantiles, que está representada por un gran pájaro volador que porta sobre sí a Nenasol y Pulgarcito. Las ilustraciones de Velasco armonizan con las palabras de León, pues retratan a la protagonista como una chica moderna y activa.



Con María Teresa León, Rosario vuelve a colaborar en las ilustraciones de La bella del mal amor en 1930. En ese cuento se denuncia la doble moral y las injusticias a las que se enfrentan las mujeres que rompen las normas sociales.

 

En 1932 ilustra Cuentos para mis nietos de Carmen Karr y Alfonsetti “(Barcelona,Barcelona, 1943), periodista, escritora, musicóloga y publicista española. La autora, sufragista, fue una de las promotoras más adelantadas del feminismo catalán de principios del siglo XX, junto a Dolors Monserdà, con quien colaboró también Rosario. 

 

Como ilustradora, colabora con la revista Vértice (San Sebastián, 1937-Madrid, 1946),  publica dibujos y reproducciones de alguna de sus obras al óleo, o paisajes (como esa grisalla que vemos  más abajo). En 1940, ilustrara Princesas del martirio de Concha Espina (Gustavo Gili, Barcelona) y otros trabajos como La bien plantada de Eugenio D’Ors (Editorial Éxito, 1954), que aparece a continuación. 


 



A través de esta selección de pinturas, dibujos e ilustraciones, y con un planeamiento que combina aspectos generales de la historia del arte, y que explora también conceptos estéticos, sociales y políticos; la exposición del Thyssen, pretende redescubrir y poner en valor, el trabajo de una de las grandes artistas del arte español de la primera mitad del siglo XX.

 En resumen,  Rosario de Velasco, integrante de la Sociedad de Artistas Ibéricos y próxima a la Nueva objetividad alemana; vasca, de origen, descendiente de carlistas y con fuertes convicciones religiosas, se manifestó ideológicamente cercana a la Falange Española y durante la Guerra Civil huyó a Francia para pasar a la zona sublevada.  Colaboró con sus dibujos en la revista Vértice y otras Acabada la guerra, y ya en Barcelona,  inicia una etapa de intensa actividad pictórica aunque se mantuvo siempre alejada de las corrientes artísticas.  Familiares de Rosario de Velasco y en particular su sobrina nieta,  pusieron  en marcha un proyecto de recuperación de su figura  que, hasta ahora, había sido eclipsada por la historia. 



TÍLTIDE
ACTIVIDADES CULTURALES.
C/ Fernando el Católico, 28
28015 Madrid.
tiltidearte.com

Profesora: Sara Fernández.
Fotografía: Sara Fernández.
Historiadora del Arte por la UCM, diseñadora y profesora.

Otras fuentes:
https://www.rosariodevelasco
https://www.uv.es/dep230/revista/PDF253.pdf
https://www.vogue.es/articulos/rosario-de-velasco-exposicion-museo-thyssen-madrid-2024

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