Perteneció a una de una de las familias más significativas de la pintura española del siglo XIX. Su carrera parecía marcada desde su nacimiento: Fue hijo y nieto de pintores, hermano y cuñado de artistas.
La obra de Madrazo (1841-1920) fue símbolo de refinamiento en los círculos sociales internacionales, aunque luego quedó relegada por el auge de nuevas corrientes artísticas.
En sus inicios, su pintura es histórica y religiosa, en una línea neoclásica. Pero en los años 60 marcha a París y se enfoca en la pintura de género, realista y objetiva, también académica, sin renunciar a cierta idealización.
Una sala entera se dedica a la modelo del artista, Aline Masson, que posa para Madrazo en innumerables composiciones, como en la imagen posterior. Pese a ser retratada con profusión por el pintor, no hay registros documentales que nos aporten algún dato biográfico de la musa, salvo una referencia en una carta en la que se envían recuerdos a "Mademoiselle Aline".
Otra sala está dedicada a la una cierta "indolencia", con la que ciertas mujeres pasan la vida: luciendo la ropa, o tumbadas sin tener mucho más que hacer. Reflejan el cambio social de la mujer acomodada del siglo XIX que ya no tiene que ocuparse de la casa ni de los niños por la aparición del servicio doméstico y de las nodrizas, y es más instruida: sabe leer, estar en sociedad y acude al teatro, a fiestas...
El óleo Salida del baile de mascaras, uno de los más representativos del artista, captura una escena de la vida nocturna parisina a finales del siglo XIX. La obra muestra a personas disfrazadas saliendo de una sala de fiestas. No le falta detalle!
Y la imagen siguiente correspondiente Muchachas en la ventana. Se muestra a dos jóvenes asomadas a un balcón, con una pincelada delicada que combina con el realismo de aire romántico. Se encuentra en The Metropolitan Museum of Art, Nueva York, ahora cedido para esta exposiciónProfesora Sara Fernández: Historiadora del Arte por la UCM. Diseñadora y comisaria de la Galería-Estudio Tíltide.