1 de octubre de 2019

Las exposiciones más esperadas del otoño madrileño

 FUNDACION MAPFRE. Boldini y la pintura española del siglo XIX
Hasta el 12 de enero de 2020
La exposición muestra por primera vez en España la obra del pintor Giovanni Boldini (Ferrara, 1842 - París, 1931), el más importante y prolífico de los artistas italianos que viven en París en la segunda mitad del siglo XIX; También se han reunido piezas de algunos de los pintores españoles que se encontraban en la capital francesa durante el mismo período, y que mantienen a través de su obra, un diálogo con la pintura del ferrarés.

Nacido en Ferrara en 1842, el pintor Giovanni Boldini se convirtió en uno de los más importantes retratistas italianos en el cambio de siglo. Instalado en París desde 1871, fue conocido como uno de los primeros pintores de Montmartre, aquel barrio que pronto sería espacio de encuentro de gran parte de la bohemia nacional e internacional. Influido a su llegada a la capital francesa por la obra de Meissioner y Fortuny, a quien no llegaría a conocer personalmente debido a la prematura muerte del español, Boldini mantuvo un estilo único a lo largo de toda su vida, basado en la intuición del instante y el movimiento, reflejado con rápidas pinceladas, pero sin perder nunca de vista la figura y la expresión del retratado.
Junto a la obra del pintor ferrarés se han incluido piezas de algunos de los pintores españoles residentes en el París de entonces y cuyas obras mantuvieron, de forma más o menos explícita, un diálogo con la del ferrarés. La influencia de Mariano Fortuny y las escenas de carácter dieciochesco sobre la pintura de Boldini es una las conexiones, pero no la única: El gusto por la pintura de género con escenas amables y anecdóticas, el interés por el discurrir de la ciudad moderna, el disfrute del paisaje y sobre todo las ideas compartidas sobre la renovación del género del retrato, son los aspectos que hacen que la pintura de unos y otros camine de la mano en este cambio de siglo.
A medio camino entre la tradición y la innovación, las 124 obras seleccionadas para la exposición, transmiten, de forma certera, todo el espíritu de una época.
Las obras de Giovanni Boldini junto con las de Mariano Fortuny, Eduardo Zamacois o Raimundo de Madrazo, por citar solo algunos nombres, expresan un tiempo que «ya fue» pero que, sin embargo, nos resulta tremendamente familiar, quizá porque más que una «circunstancia concreta» reflejan el espíritu de toda una época. 

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MUSEO THYSSEN. Los impresionistas y la fotografía.
Hasta  el 26 enero de 2020.

El Museo Thyssen  aborda con esta exposición la influencia que tuvo en la pintura el descubrimiento de diferentes técnicas.
Desde los primeros daguerrotipos de finales de la década de 1830 y, sobre todo, tras el descubrimiento en años posteriores de las técnicas de impresión fotográfica en papel, la relación de la fotografía y la pintura fue muy estrecha. El ojo artificial de la cámara de fotógrafos como Le Gray, Cuvelier, Nadar o Disderi, por citar a unos cuantos, estimuló en Manet, Degas y en los jóvenes impresionistas el desarrollo de un nuevo modo de mirar el mundo. La fotografía le valió al impresionismo no solo como fuente iconográfica sino también como inspiración técnica, tanto en la observación científica de la luz o en la representación de un espacio asimétrico y truncado como en la exploración de la espontaneidad y la ambigüedad visual. Asimismo, por influencia de la nueva factura impresionista, algunos fotógrafos comenzaron a preocuparse por la materialidad de sus imágenes y a buscar fórmulas para hacer sus fotografías menos precisas y con un efecto más pictórico.
El papel primordial que ha adquirido hoy la fotografía en el panorama del arte contemporáneo ha hecho resurgir el interés de la historiografía artística por el impacto que su invención provocó en las artes plásticas. La exposición Los impresionistas y la fotografía se suma a esta línea historiográfica, planteando una reflexión crítica sobre las afinidades e influencias mutuas entre fotografía y pintura, sin olvidar la fructífera polémica entre críticos y artistas que su aparición desencadenó en Francia durante la segunda mitad del siglo XIX.
La muestra, comisariada por Paloma Alarcó, se articula en nueve capítulos temáticos - El bosqueFiguras en el paisajeEl aguaEn el campoLos monumentosLa ciudadEl retratoEl cuerpo y El archivo - en los que confluyeron los intereses de pintores y fotógrafos. 

https://www.museothyssen.org/exposiciones

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           EL PALACIO DE LIRIA en Madrid.
           Sin límite temporal.


Jardines del palacio

El Palacio de Liria es una de las residencias privadas más importante de Madrid. Fue construido entre 1767 y 1785, por orden del III duque de Berwick y de Liria, don Jacobo Fitz-James Stuart y Colón. Esta obra monumental se la debemos principalmente al reputado arquitecto Ventura Rodríguez (1717-1785), quién sustituye a Louis Guilbert, completando así un edificio de estilo neoclásico, de planta rectangular, alargada y compacta en su interior. El arquitecto inglés Sir. Edwin Lutyens (1869-1944) planteó varias reformas, encargadas por el XVII duque de Alba, don Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó.
En noviembre de 1936, durante la Guerra Civil Española, el edificio sufre varios incendios que destruyen todo el interior, quedando en pie exclusivamente sus cuatro fachadas. Dentro de la desgracia que supuso y de las grandes pérdidas ocasionadas, la mayor parte de la colección fue salvada y protegida en diferentes lugares de Madrid, como la Embajada británica, el Museo del Prado y el Banco de España, entre otros.
La reconstrucción corrió a cargo del XVII duque de Alba don Jacobo Fitz-James Stuart, labor que culminaron los XVIII duques, doña Cayetana Fitz-James Stuart y don Luis Martínez de Irujo. El arquitecto Manuel Cabanyes, fue el encargado de construir el nuevo Palacio de Liria, quien, utilizando los planos de Lutyens, modificó su escalera principal, la capilla y el zaguán.
Hoy es la residencia del XIX duque de Alba, don Carlos Fitz-James Stuart, y sede de la Fundación Casa de Alba, y es de los edificios arquitectónicos más importantes de Madrid, albergando una de las colecciones de arte privadas más destacada del mundo.

Biblioteca

Salón Goya
En el Palacio de Liria se puede vivir la historia de uno de los más distinguidos linajes de España a través de documentos, cuadros, es­culturas, tapices y otras obras que en él se conservan. Al recorrer sus salones es posible sentir la huella de los siglos pasados, y conocer, no solo la historia de una de las familias más notorias de España, sino que también algunos de los acontecimientos más importantes de nuestro país y del mundo.

Salón Flamenco
La colección histórico-artística fue incorporándose gracias a la labor de mecenazgo y coleccionismo de los duques de Berwick y Alba durante más de quinientos años. El origen de las colecciones del Palacio de Liria responde a los refinados gustos y aficiones culturales de sus habitantes, quienes buscaron objetos artísticos para decorar sus palacios.  Pintura, escultura, tapices, muebles, grabados, documentos y libros, además de un amplio conjunto de porcelanas y artes decorativas, se reparten por los diferentes salones para ser admirados por sus propietarios y visitantes, permitiendo disfrutar de una colección única. Del conjunto completo, destacan grandes maestros de la pintura como Goya, Velázquez, Murillo, Zurbarán, Greco, Ribera, Rubens, Tiziano, Palma el Viejo, Brueghel de Velours, Madrazo y Winterhalter. Grandes personalidades de la cultura, las artes y la política, han visitado este palacio, como Cole Porter, Arthur Rubinstein, Howard Carter, Wiston Churchill, Theodore Roosevelt, Oscar Wilde, Igor Stravinski, Ortega y Gasset o Charlie Chaplin.


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CAIXAFORUM. Lujo. De los asirios a Alejandro Magno.

Hasta el 12 de enero de 2020´.




LOS ANTIGUOS OBJETOS DE LUJO APORTABAN PLACER Y BIENESTAR. ALGUNOS FACTORES CLAVES PARA CONSIDERAR UN OBJETO COMO LUJOSO ERAN LA DISTANCIA O LA DIFICULTAD QUE SUPONÍA PRODUCIRLOS O ADQUIRIRLOS.


Los antiguos imperios asirio, babilónico, fenicio y persa tuvieron en común con Alejandro Magno el propósito y la codicia de extender su poder más allá de sus propios límites. Estos imperios ocupaban una área comprendida entre las actuales España e India, y formaban un corredor de comunicación y una zona de paso indispensable entre el mundo mediterráneo y Asia. Estos territorios fueron el escenario de luchas incesantes, conquistas y saqueos de toda índole, pero también de un intenso comercio de materias primas, metales preciosos y objetos manufacturados. De todo esto, nos ha quedado un testigo fehaciente en la excepcional calidad y refinamiento de los objetos de lujo adquiridos por las élites a lo largo de centenares de años.

La bella colección de objetos fascinantes que recoge esta exposición y que proviene de los fondos del British Museum, nos ayuda a entender las culturas antiguas, que competían y a la vez interactuaban las unas con las otras mediante el consumo de objetos de lujo. Estas civilizaciones llevaron a cabo interacciones complejas y en ámbitos diversos las unas con las otras, hasta el punto de generar una época de dinamismo y de gran prosperidad en una extensa región, que, a la larga, constituyó un gran premio para un gobernante extraordinariamente ambicioso, Alejandro Magno.

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FUNDACIÓN JUAN MARCH, Genealogías del arte, o la historia del arte como arte visual.
Hasta  enero de 2020



Si la historia del arte se compone de objetos mayoritariamente destinados a ser vistos, ¿no debería ser también muy visual el modo de contarla? El caso es que no ha sido así, porque en ese relato ha prevalecido la narración textual y abstracta sobre la visual y concreta. La exposición Genealogías del arte, o la historia del arte como arte visual trata de compensar este hecho mostrando las diferentes formas visuales de contarla ideadas por artistas, diseñadores, ilustradores, historiadores, ensayistas, poetas, escritores y críticos de arte. Para ello, ha propuesto, a modo de experimento, la materialización de una de esas representaciones, en concreto, el célebre diagrama que Alfred H. Barr, Jr., fundador en 1929 del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y su primer director, compuso para la sobrecubierta del catálogo de una muestra pionera, Cubism and Abstract Art (1936), y en el que explicaba la evolución estilística del arte desde 1890 a 1935.

Femme dans un fauteuil [Mujer en un sillón], 1929. Museu coleção Berardo, Lisboa. © Sucession Pablo Picasso, VEGAP. Madrid 2019
Femme dans un fauteuil [Mujer en un sillón], 1929. Museu colecçião Berardo, Lisboa. © Sucession Pablo Picasso, VEGAP. Madrid 2019














En Genealogías del arte, o la historia del arte como arte visual ese diagrama bidimensional se traslada a las tres dimensiones del espacio expositivo, situando en las paredes de las salas obras de arte y documentos en los lugares ocupados en el gráfico de Barr por las referencias a un estilo o movimiento concretos, poniendo así a prueba la plausibilidad visual del diagrama y, de paso, la credibilidad del que quizá haya sido el intento más ambicioso (y temprano) de dotar al arte de la primera mitad del siglo XX de un canon en toda regla y de una genealogía que abarca casi tres generaciones. Se presentan obras de artistas de vanguardia como Pablo Picasso, Constantin Brancusi, Kazimir Malévich, César Domela, Francis Picabia, Robert Delaunay y Vasili Kandinsky, entre otros. Entre las piezas presentadas en esta sección se encuentran algunas obras que estuvieron presentes en la exposición original de Barr, como Landscape with Two Poplars [Paisaje con dos chopos], 1912, de Vasili Kandinsky y Femme dans un fauteuil [Mujer en un sillón], 1929, de Pablo Picasso.


Concebida y organizada por la Fundación Juan March y el Museo Picasso Málaga, la muestra reúne trescientas cincuenta obras y más de un centenar de documentos de doscientos treinta artistas y autores relacionados con el pensamiento visual, e incluye las más variadas representaciones visuales de ese pensamiento (árboles genealógicos, tablas, alegorías, mapas, planos, estampas, diagramas y gráficos informativos) elaboradas en un lapso temporal que va desde el siglo XVII hasta hoy, y que recogen genealogías del arte del Renacimiento a nuestros días. Genealogías del arte, o la historia del arte como arte visual aspira de este modo a complementar las habituales presentaciones discursivas de la historia del arte y a mostrar el sentido que tienen para esa historia las narraciones visuales, que son, precisamente, las propias de museos y exposiciones.
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CAIXAFORUM. La pintura un reto permanente.

Del 23 de octubre al 1 de marzo de 2020.
Esta exposición reúne una importante selección de obras de la Colección ”la Caixa” de Arte Contemporáneo que examina el concepto de pintura y su habilidad para  reinventarse.

A principios del siglo xx la pintura abandonó su función referencial, y de ser una ventana del mundo se propuso como una idea, una representación intelectual que constituyó una realidad visual autónoma. En este proceso, la pintura ha desencadenado importantes debates, ha sido fuente de inspiración y confrontación y ha marcado un punto de partida de numerosas tendencias artísticas contemporáneas. 

Esta exposición explora la pintura como un proceso mental, una idea abstracta que desde el lienzo se expande a otros medios como la fotografía, la escultura, el grabado o la instalación. Es la idea de lo pictórico, que incorpora una comprensión cambiada de la  pintura .pintura que se plasma entre el concepto intelectual y la sensualidad de la materia. "La pintura: un reto permanente" reúne obras de artistas que renovaron la pintura en los años sesenta y setenta junto a las de una generación más joven que han ampliado los límites de esta disciplina, reinventando nuevas fórmulas de producción y presentación. 


La exposición contará con más de cuarenta obras, entre ellas las de Robert Ryman, Sigmar Polke, Gerhard Richter, Wolfgang Tillmans, Robert Mangold, Ángela de la Cruz, Ruben Guerrero, Günther Förg, Jessica Stockholder, Juan Uslé y Richard Tuttle.


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CASA DE MÉXICO EN MADRID. Diego Rivera, artista universal.

Hasta febrero de 2020.


La Casa de México cumple un año desde su instalación  en Madrid, y lo celebra con una exposición dedicada a Diego Rivera, uno de los mayores representantes de la pintura moderna mexicana: Diego Rivera. Artista universal.




A través de 20 pinturas, la muestra repasa las principales temáticas y estilos por los que transitó el artista, desde sus primeros paisajes de corte más académico a la experimentación del cubismo; la variedad y evolución de sus retratos; y, finalmente, la pintura muralista por la que sería mundialmente reconocido




Este recorrido a través de su obra permite también un acercamiento a lo que fue su vida, inseparable del acto de pintar. A los tres años, su padre detectó en él un talento y predisposición naturales para la pintura y a los once, pese a no tener aún la edad reglamentaria, comenzó a asistir a la clase nocturna de Dibujo Copiado de Estampa en la Academia de San Carlos en Ciudad de México, donde la familia Rivera se había trasladado en 1892 desde su Guanajuato natal. Allí recibiría la influencia de las vanguardias europeas a través de maestros españoles e italianos afincados en México, siendo el catalán Antonio Fabrés, gran impulsor de la pintura al aire libre, uno de los que más influyera en Rivera.


Pese a su gran valía y a ser uno de los mejores alumnos de la Academia, el joven Diego no logró la beca de estudios en Europa, que recayó en Roberto Montenegro, lo que en un principio minó su ánimo. Su suerte cambiaría, no obstante, gracias a Teodoro A. Dehesa, gobernador del estado de Veracruz, quien al ver las obras de Rivera decidió becarlo personalmente para que pudiera llevar a cabo ese ansiado viaje de formación a Europa. 


Después de su estancia europea—de 1909 a 1921—su regreso a México, Rivera articuló el muralismo mexicano  primera vanguardia americana en la que el campesino se convierte en héroe de la historia. Los más de 8,000 metros cuadrados de pintura mural son—al día de hoy—referente de nuestra identidad nacional. En ellos plasmó temas sociales e históricos logrando una epopeya del pueblo mexicano; combinó con maestría el dibujo, la perspectiva y el color, obteniendo efectos de gran impacto y belleza.



Más de medio siglo después, el gobernador Agustín Acosta Lagunes, consciente de la importancia de Rivera, decidió ampliar esta colección del estado, adquiriendo otra veintena de trabajos clave dentro de su producción.





Sobresalen en esta exposición tres obras en las que el artista representó a mujeres relevantes en su vida: el retrato de su madre que realizó cuando aún era estudiante en la Academia de San Carlos, el retrato de estilo simbolista de Angelina Beloff, quien fuera su primera esposa y madre de su primer hijo, así como el retrato de tintes expresionistas de Lupe Marín, segunda esposa y madre de sus dos hijas.





Alberto Aguilera 20
Madrid
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PALACIO DE GAVIRIA,  Maravillas del arte Flamenco.

Hasta el 12 de abril de 2020




El otoño más artístico llega a Madrid de la mano de un centenar de pinturas de la familia holandesa Brueghel. Y es el Palacio de Gaviria el que acoge esta exposición, Maravillas del arte flamenco a partir de la tarde del 7 de octubre y hasta el 12 de abril de 2020. Seis meses para conocer la obra de una saga familiar que marcó la historia del arte europeo entre los siglos XVI y XVII.
La exposición, la sexta que organiza Arthemisia España en la planta noble del Palacio de Gaviria y patrocinada por la Fondazione Terso Pilastro, llega a nuestro país tras su paso por ciudades como Roma, París o Tel Aviv, además de por varias sedes en Japón (Tokio, Toyota, Sapporo, Hiroshima, y Kriyama), donde ha contado con una gran acogida por parte del público, siendo comisariada en todas las ocasiones por Sergio Gaddi.
Serán las obras de ocho de los miembros de este linaje de pintores con las que se podrán deleitar los visitantes. Desde el primero de esta talentosa estirpe de artistas, Pieter Brueghel el Viejo, del que se conmemoran los 450 años de su muerte, hasta Pieter Brueghel el Joven, pasando por Jan Brueghel el Viejo, Jan Brueghel el Joven, Jan Peter Brueghel, Abraham Brueghel y Ambrosius Brueghel.






La exposición se completa con una visión del universo pictórico de la época gracias a piezas representativas de una veintena de artistas como Rubens, El Bosco o David Teniers el Joven.
El primer artista de los Brueghels, apodado "El Viejo" es Pieter Brueghel (1525-1569). Con él se inicia este árbol genealógico tan prolífico en la pintura. La exposición del Palacio de Gaviria muestra las mejores escenas costumbristas del holandés, en las que se refleja la sociedad de la época. Pieter el Viejo, era un artista rompedor y rebelde que retrataba con realismo los actos cotidianos y los vicios humanos del siglo XVI, partiendo de una provocación, con comicidad y dejando siempre una moraleja. Fue considerado junto con Van Eyck y Rubens, uno de los grandes Maestros Flamencos de la pintura y el pintor holandés más importante del s.XVI.






Su hijo, Pieter Brueghel el Joven (1564-1637), se dedicó a promocionar la obra de su padre que, por regla general, formaba parte de colecciones privadas y a seguir su estela, inspirándose en la técnica de su padre e incluso copiando algunos de sus cuadros intentando perfeccionarlos.
El siguiente de la saga, Jan Brueghel el Viejo (1568-1625), fue el segundo hijo de Pieter El Viejo y aunque apenas conoció a su padre, le homenajeó aunque desde una óptica más díscola y una interpretación más libre. Sobre todo, destacó por sus pinturas de naturalezas muertas.
El hijo de Jan Brueghel el Viejo, Jan Brueghel el Joven (1601-1678) fue pintor barroco flamenco. Entrenado por su padre, siguió su estela, acabó algunas de las obras incompletas de su progenitor y vendió algunos de los cuadros heredados, a la vez que realizó nuevas obras dentro de un estilo muy personal.






El resto de los Brueghels que exponen hasta el 12 de abril en Madrid son: Jan Peter Brueghel (1628-1664), hijo de Jan Brueghel el Joven, con sus obras dedicadas al género floral; Abraham Brueghel (1631-1690), hijo también de Jan Brueghel el Joven, experto en paisajes y bodegones de frutas y flores y, por último, se podrá disfrutar de la desconocida y escasamente estudiada obra de Ambrosius Brueghel (1617-1675), hijo de Jan Brueghel el Viejo y experto en pinturas de paisajes y guirnaldas. De él, se podrá ver en Gaviria un ciclo de cuatro cuadros que representan la Alegoría de los elementos: tierra, fuego, agua y aire.
El Bosco, Rubens o David Teniers el Joven cierran este monográfico a la familia Brueghel, con un surtido del mejor arte europeo de los siglos XVI y XVII.


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MUSEO DEL PRADO

S

ofonisba Anguissola y Lavinia Fontana 


 Hasta febrero de 2020.


Retrato de Sofonisba


Sofonisba y Lavinia nacieron y se formaron en Cremona y Bolonia respectivamente, dos centros artísticos cercanos geográficamente en Italia, pero condicionados por sus propias tradiciones pictóricas, sociales y culturales. Partieron de perfiles familiares y biográficos distintos, aunque en los dos casos el papel paterno fue fundamental para condicionar sus respectivas carreras. Ambas supieron romper con los estereotipos que la sociedad asignaba a las mujeres en relación con la práctica artística, el arraigado escepticismo sobre las capacidades creativas y artísticas de la mujer, y ambas se valieron de la pintura para alcanzar un papel significativo en la sociedad en que les tocó vivir.
Sofonisba Anguissola, perteneciente a una familia de la pequeña nobleza de Cremona formada por seis hermanas, encontró en la pintura un modo de alcanzar la posición social que correspondía a la familia Anguissola-Ponzoni. Su talento y su personalidad, así como el empeño promocional de su padre, la convirtieron en una dama afamada y respetable que posibilitó la práctica artística de las mujeres y forjó un mito femenino que aún perdura. Practicó sobre todo el retrato y fue contratada como dama de compañía de la reina Isabel de Valois, cargo que enmascaró su papel como pintora.
Para Lavinia Fontana, hija de un pintor de cierto prestigio, la pintura fue el ámbito natural que acabó por convertir, empujada por su padre, en su modus vivendi. Fue la primera en ser reconocida como una profesional, la pintora que traspasó los límites y los géneros impuestos a las mujeres. Su producción fue amplia y variada con numerosos retratos y pintura religiosa para iglesias y oratorios privados, aunque también se ocupó de asuntos mitológicos, género en el que el desnudo tenía marcado protagonismo.

Los retratos fueron la principal ocupación de Lavinia Fontana en Bolonia y más tarde en Roma, género en el que destacó por la variedad de tipologías utilizadas.Fue sin duda la pintora preferida de las damas, cuyas pretensiones de mundanidad y sofisticado lujo quedaron bien reflejadas en sus retratos. Lavinia desplegó todas sus habilidades para visualizar la opulencia de la indumentaria, los variados textiles, las numerosas joyas o la fina elaboración de los encajes, además de los inevitables perritos falderos. También representó a los niños de las familias más notables de la ciudad en composiciones religiosas destinadas a capillas privadas, retratados junto al padre o la madre o formando parte del grupo familiar.
El Retrato de familia de la Pinacoteca de Brera es un excelente ejemplo de la evolución de Lavinia a finales de siglo, pues ofrece un «retrato relato» de un grupo familiar captado con cierto aire de cotidianidad. Una idea que se prolonga en Dama con cuatro jóvenes, donde la pintora muestra una instantánea doméstica, vinculada muy probablemente al casamiento de la protagonista.

La creación del mito «Sofonisba Anguissola»
Retrato de familia. Sofonisba Aguissola. Óleo sobre lienzo.

Fueron dos mujeres fundamentales para la historia del Arte de la segunda mitad del siglo XVI y, por fin, el Museo del Prado reconoce su talento y les hace justicia dedicándoles una exposición: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras que, sin lugar a dudas, sentará un precedente para recuperar el nombre de otras artistas que han quedado invisibilizadas a lo largo de los siglos.
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 reinventarse.

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