En la Casa de México en Madrid
Hasta febrero de 2020.
A través de 20 pinturas, la muestra repasa las principales temáticas y estilos por los que transitó el artista, desde sus primeros paisajes de corte más académico a la experimentación del cubismo; la variedad y evolución de sus retratos; y, finalmente, la pintura muralista por la que sería mundialmente reconocido.
Este recorrido a través de su obra permite también un acercamiento a lo que fue su vida, inseparable del acto de pintar. A los tres años, su padre detectó en él un talento y predisposición naturales para la pintura y a los once, pese a no tener aún la edad reglamentaria, comenzó a asistir a la clase nocturna de Dibujo Copiado de Estampa en la Academia de San Carlos en Ciudad de México, donde la familia Rivera se había trasladado en 1892 desde su Guanajuato natal. Allí recibiría la influencia de las vanguardias europeas a través de maestros españoles e italianos afincados en México, siendo el catalán Antonio Fabrés, gran impulsor de la pintura al aire libre, uno de los que más influyera en Rivera.
Pese a su gran valía y a ser uno de los mejores alumnos de la Academia, el joven Diego no logró la beca de estudios en Europa, que recayó en Roberto Montenegro, lo que en un principio minó su ánimo. Su suerte cambiaría, no obstante, gracias a Teodoro A. Dehesa, gobernador del estado de Veracruz, quien al ver las obras de Rivera decidió becarlo personalmente para que pudiera llevar a cabo ese ansiado viaje de formación a Europa.
Después de su estancia europea—de 1909 a 1921—su regreso a México, Rivera articuló el muralismo mexicano primera vanguardia americana en la que el campesino se convierte en héroe de la historia. Los más de 8,000 metros cuadrados de pintura mural son—al día de hoy—referente de nuestra identidad nacional. En ellos plasmó temas sociales e históricos logrando una epopeya del pueblo mexicano; combinó con maestría el dibujo, la perspectiva y el color, obteniendo efectos de gran impacto y belleza.
Más de medio siglo después, el gobernador Agustín Acosta Lagunes, consciente de la importancia de Rivera, decidió ampliar esta colección del estado, adquiriendo otra veintena de trabajos clave dentro de su producción.
Sobresalen en esta exposición tres obras en las que el artista representó a mujeres relevantes en su vida: el retrato de su madre que realizó cuando aún era estudiante en la Academia de San Carlos, el retrato de estilo simbolista de Angelina Beloff, quien fuera su primera esposa y madre de su primer hijo, así como el retrato de tintes expresionistas de Lupe Marín, segunda esposa y madre de sus dos hijas.
http://masdearte.com/diego-rivera-el-artista-universal
Visita de Títide a la exposición:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Como todo blog, permite la inclusión de comentarios, propuestas, opiniones, críticas, los cuales se publicarán, siempre y cuando a criterio de la Dirección de la galería, no tengan carácter claramente ofensivo o de falta de respeto a las personas o al hacer de los artistas e integrantes de este proyecto.