22 de enero de 2022

Una historia de amor y guerra. Japón. En el CentoCentro.


Japón se unificó en el siglo XVII, ello aportó a esta cultura un  renacimiento social, económico, artístico y cultural, con el nacimiento de una nueva clase burguesa muy poderosa que propicia un cambio social,  el ukiyo: Un sistema basado en la creencia de un ciclo eterno de muerte y renacimiento continuo hasta alcanzar la iluminación. 

El nuevo sistema se erige sobre una idea del mundo centrada en disfrutar del momento presente y de los placeres finitos, creando de esta manera  una sociedad más hedonista.

 

La  exposición, Japón. Una historia de amor y guerra, se inicia en el periodo Edo, 1603-1868.  (Con este nombre también se conoció durante un tiempo la ciudad de Tokio). 



Abarca la exposición desde 1603, hasta el siglo XX, a través de la exhibición de armaduras samurái, kimonos, abanicos, fotografías y estampas. 

El recorrido, desarrollado a través de once secciones, se adentra  en el persuasivo mundo femenino de las geishas y las cortesanas. Una de sus diferencias fundamentales está en  que las geishas no eran prostitutas. Tanto unas como otras, aparecen el las estampas expuestas, ricamente vestidas, peinadas y maquilladas, como representantes de  un momento y una estética. Muy divertidas son las estampas eróticas,  podríamos decir que eran las "revistas porno" del momento.
 


El origen de las gieshas data, al parecer, de mediados del siglo XVIII. En las casas de té que había alrededor de los templos sintoístas de Kioto y Osaka, aparecen unas mujeres que se encargan de entretener a los peregrinos y viajeros, y sin duda, estas «animadoras» pueden considerarse hoy las precursoras más directas de las geishas. En el año 1779, las Geishas fueron reconocidas como artistas. Las geishas y maikos (aprendices de geishas) vivían en hanamachis, que eran las ciudades autorizadas para que fueran habitadas por ellas.

Las geishas comenzaban su preparación a los seis años, seis meses y seis días de edad, éstas al ingresar en la okiya (casa de geishas) rompían toda relación con su pasado y recibían un nuevo nombre.

Los conocimientos que una geisha debía obtener eran la tradición de la ceremonia del té, el arreglo floral, la caligrafía, la danza, la música y el arte de la conversación. El trabajo de una geisha consistía en animar las fiestas, conversar con los clientes y servir el té o sake.... Una geisha siempre debía aparecer impecable y seducir con elegancia.

Sin dejar atrás la historia del nacimiento del ukiyo-e y de los famosos shunga, ricos en erotismo,  llegamos al kimono: es una prenda envuelta en forma de T, con mangas cuadradas y un cuerpo rectangular, y se usa con el lado izquierdo envuelto sobre el derecho, a menos que el usuario haya fallecido.​ El kimono se usa tradicionalmente con un obi y comúnmente se usa con accesorios como sandalias  zoriy calcetines tabi.


Los kimonos llegan hasta las partes bajas del cuerpo, como la canilla, con cuellos escote en T y amplias mangas. Hay varios tipos de kimonos usados por hombres, mujeres y niños. El corte, el color, la tela y las decoraciones varían de acuerdo al sexo, la edad, el estado marital, la época del año y la ocasión. El kimono se viste cubriendo el cuerpo en forma envolvente como tipo regalo y sujetado con una faja ancha llamada obi.

Antiguamente, el kimono se confeccionaba con un material rústico, pero a medida que Japón se fue influenciando por la cultura china y coreana, se introdujo la seda, haciendo que el kimono fuera un traje suntuoso. Actualmente, la mayoría de los japoneses utiliza ropa occidental pero acostumbran a vestirse con kimonos en ocasiones especiales como bodas, ceremonias o festivales tradicionales. Los accesorios para acompañar al kimono son los geta (chinelas de madera) o los zori (sandalias bajas hechas de algodón y cuero) y los tabi (calcetines tradicionales).

 Otra sección de la exposición es la que se refiere a la leyenda de los fieles guerreros  samuráis.  Esamurái era un guerrero, aunque también llegaron a ser nobles con un enorme poder en Japón. Una vez dejaron de montar caballos para luchar en tierra, se convirtieron en unos enormes guerreros con la espada, algunos  con !dos  espadas!. La mayoría de ellos pertenecían a un clan feudal, y luchaban como guerreros leales a su señor. Las  armaduras que portaban los samuráis y la catana, aparecen en imagines posteriores.


                                                                        






 El mundo cultural queda inmortalizado en los retratos de actores y en las escenas del teatro Noh y   y Kabuki.  Al contrario que el Kabuki, el teatro Noh es un drama aristocrático y destaca por el uso de las máscaras, que son característica propia y se utilizan para los papeles de fantasmas, mujeres, niños y ancianos. Sin embargo, coincide con el Kabuki en que los actores también son hombres, aunque todos empezaron siendo solo mujeres.






Ambos tipos de teatro quedan representados gracias a las estampas Ukiyo y a los pequeños objetos muebles de la ceremonia del té muy relacionada también con el Noh: máscaras, cajitas y cuencos de la ceremonia del té.


                           


 Y el mundo de la naturaleza se idealiza mediante la pintura de flores, pájaros y paisajes.





En el periodo Edo se prohibió el cristianismo, se calcula que para 1600 había 750 mil cristianos en Japón.  Posteriormente se obligó a las personas a registrarse en templos budistas y se estableció el budismo como la religión  más grande de Japón, la otra existente fue el sintoísmo, que tenía menos seguidores. En un momento posterior, se consiguió una relación de ambas. 
Las acuarelas siguientes reflejan dos deidades. 




El budismo empezó a construir los templos tradicionales japoneses  que conocemos hasta la fecha, sobre las ruinas de los anteriores templos cristianos, extendiendo así una serie de  festividades y tradiciones budistas sobre todo Japón, que forman parte de su identidad. 




El arte y la cultura japonesa, como se conoce hoy en día, tuvo su nacimiento en el Periodo Edo. Las ceremonias del té, los diferentes  amuletos, la vestimenta tradicional, los festivales budistas, la posición de Tokio como capital..... Todo el tradicionalismo tan auténtico que esta tierra nos brinda hoy, ha brotado del nuevo orden social que les permitió expandir sus raíces.


Visita dirigida por Sara Fernández
Historiadora del Arte por la UCM.

Galería Tiltide
C. Fernando el Católico, 28
28015
Madrid.

https://www.centrocentro.org/exposicion/japon-una-historia-de-amor-y-guerra
Hasta el 30 de enero.






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