La Residencia de Estudiantes conserva recuerdos de los escritores de la Generación del 27 y de una época que se considera la Edad de Plata de nuestra historia de la cultura.
Es un gusto dar un paseo por sus jardines y recordar qué fue no hace mucho tiempo. A veces he visto allí exposiciones preciosas.
Es un gusto dar un paseo por sus jardines y recordar qué fue no hace mucho tiempo. A veces he visto allí exposiciones preciosas.
Se estableció al principio en el número 14 de la calle Fortuny, en un edificio espartano en el que se contaba con lo imprescindible. Comenzó con quince alumnos pero pronto, gracias a unas muy buenas relaciones sociales que llegaban hasta el rey Alfonso XIII de España, consiguió gran importancia.
En 1915 se traslada a la que será su sede definitiva en la Colina los Chopos (nombre que le dio Juan Ramón Jiménez), una serie de edificios modernos de estilo neomudéjar provistos de los mejores adelantos de la época con unas instalaciones en las que la luz y el sol eran los protagonistas. Se había empezado a construir en 1913 con un proyecto del arquitecto Antonio Flórez Urdapilleta (1877-1941).
Juan Ramón Jiménez. El maestro, Pintado por Sorolla
Desde 1910, se convirtió en el foco principal de renovación cultural y artística del país. En sus salones podía verse a científicos como Einstein, a músicos como Stravinski o Ravel, a la bailarina La Argentinita, al torero Ignacio Sánchez Mejías.... Era la puerta de una España que se abría al jazz, al cine, a los automóviles, a los deportes, a los bailes que venían de Norteamérica: lo que los críticos suelen llamar el espíritu de la modernidad.
Los cuadros de Dalí y Miró, las esculturas de Gargallo, las películas de Luis Buñuel, las tragedias de García Lorca o sus poesías, junto con las de Alberti y otros tantos literatos de la época, se gestaron entre sus muros
Esculturas de Gargallo: El Mesias y la Bailarina(abajo).
Buñuel, pintado por Dalí, durante la Exposición internacional de París
Salvador Dalí. Neuronilla
Joan Miró.
De ella decía José Moreno Villa en “Vida en Claro”:
La Residencia se propuso desde el principio poner en contacto directo a los Grandes maestros de cualquier saber u oficio con los estudiantes. Por eso hubo conferencias de astronomía, de arqueología, de medicina, de derecho, de etnología, de mística, de filosofía, de urbanismo, de oceanografía, de pintura y escultura, de folklore y hasta de baile y cante flamenco. Allí estuvo una noche La Argentinita con García Lorca. Recuerdo que me olvido de Einstein, número también de gran categoría. Como también lo fue la conferencia de Howuard Carter, el arqueólogo que con Leonard Carnavon, descubrió la tumba de Tutankamon.
En la actualidad, organiza numerosos actos públicos, en los que intervienen muchos de los actuales protagonistas de las artes y las ciencias como Mario Vargas Llosa, Pierre Boulez, Martinus Veltman, Ramón Margalef, Jacques Derrida, Blanca Varelao Massimo Cacciari, entre muchos otros. Conferencias, mesas redondas, conciertos, lecturas de poemas, encuentros o exposiciones convierten a la Residencia en un espacio abierto al debate, la reflexión crítica y la creación en torno a las tendencias de nuestra época.