3 de agosto de 2018

Monet y Boudin en el museo Thyssen de Madrid

Hasta el  30 de septiembre de 2018.


Eugène Boudin, Playa de Trouville, National Gallery of Art, Washington DC, 1864-65
 La exposición Monet/Boudin es la primera ocasión de descubrir a través de una presentación  monográfica la relación entre el gran pintor impresionista Claude Monet (París, 1840 – Giverny, 1926) y su maestro Eugène Boudin (Honfleur, 1824 – Deauville, 1898), representante destacado de la pintura al aire libre francesa de mediados del siglo XIX. La presentación conjunta de su obra persigue no solo arrojar luz sobre el periodo de aprendizaje de Monet, sino también sobre el conjunto de las carreras de ambos artistas y sobre los orígenes mismos del movimiento impresionista.

Comisariada por Juan Ángel López-Manzanares, conservador del Museo Thyssen, la exposición reúne en torno a un centenar de obras de los dos pintores, y muestra cómo el magisterio inicial de Boudin se tornó al final de su carrera en profunda admiración hacia la audacia de su discípulo, que a veces hizo suya. Entre sus intereses artísticos comunes, la exposición enfatiza su mutua atracción por la iconografía de la vida moderna –plasmada en escenas de veraneantes en la playa de Trouville-, por los efectos cambiantes de la luz –que protagonizaron la mayor parte de los pasteles y óleos de ambos pintores– y, finalmente, por la naturaleza semisalvaje de los acantilados de las costas de Bretaña y Normandía.

Eugène Boudin, Playa de Trouville, National Gallery of Art, Washington DC, 1864-65




Figuras en la playa, Museum of Fine Arts, Boston, 1893


Boudin creó un género de marinas, en el que además de la playa, se representaba toda una sociedad  que acudía en verano a  aquellos lugares especiales, las playas de Trouville y Deauville,   además  con un angulo  de paisaje y muy novedoso.

El artista empieza a pintar las playas de Trouville hacia 1860 e irá desarrollando el tema por etapas a lo largo de toda su carrera. Para muchos aficionados al arte, Boudin sigue siendo el pintor de las playas. Sin embargo, de los aproximadamente 4.500 cuadros suyos catalogados hasta la fecha, sólo el 8% plasma «las playas con miriñaques». La fase de trabajo más fructífera sobre este tema se sitúa entre 1860 y 1871.  En aquella época pinta el ochenta por ciento de las playas sobre tabla y los formatos que utiliza más frecuentemente son el 5, el 6, el 8 o el 10 de «marina», y muy raramente grandes formatos. El cuadro de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza pertenece a esta categoría predominante: es aproximadamente un formato 8 de «marina» sobre tabla. Boudin concedía gran importancia a la calidad de este soporte. En 1894 escribe: «Creo que voy a volver a la caoba, la única madera estable además del roble viejo. Lo malo es que pesa mucho. Y además presenta otro inconveniente: ennegrece incluso a través de la imprimación si ésta no es densa y de varias capas». Boudin retoma los temas de playas a mediados de la década de 1870 y hacia 1880-1886. ...


 A partir de 1863, cambia de emplazamiento y elige Trouville como lugar de veraneo. Se encuentra entonces a pie de obra para pintar sus playas. Cuando empieza a dedicarse a este tema, suele componer la vista de la playa con un ángulo muy abierto, utilizando los elementos del paisaje para enmarcar la escena: las residencias de la costa, el hotel de Roches Noires, las casetas, los caballos que arrastran las cabinas. Las obras, a menudo anecdóticas, constituyen un testimonio de su época. Poco a poco, el tema se transforma y la composición «clásica» de sus obras empieza a presentar una división del espacio en franjas horizontales paralelas a la orilla y al lienzo. La playa de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza es buen ejemplo de ello. El cielo ocupa dos tercios de la composición. Se ve denso y cargado de colores, iluminado por el sol poniente. La mayoría de las figuras están de espaldas al espectador (presentación bastante novedosa en pintura), dispuestas en una franja uniforme. Para evitar la monotonía, algunos veraneantes (sin rostro) nos miran y una mujer, sentada algo apartada del grupo, marca el primer término de la composición. Boudin complementa hábilmente este conjunto de personajes que se cierra sobre sí mismo con una escena anecdótica compuesta por un caballo y algunos pescadores tirando de una barca.



El pintor reparte con maestría por la superficie del lienzo toques cromáticos más vivos que se equilibran para realzar los negros y los ocres: bermellón, amarillo, azul y destellos de blanco. El cielo, compuesto con empastes de acentuada luminosidad, es en realidad el verdadero protagonista de esta obra. Los veraneantes instalados en la playa denotan cierta rigidez, pero la belleza del celaje y el fulgor argénteo de la barca que los pescadores arrastran hasta la playa confieren a esta obra una poesía y un resplandor intemporales....




Marie Bergeret-Gourbin
https://www.museothyssen.org/coleccion/artistas/boudin-eugene/figuras-playa-trouville

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