Al bies. Las artistas y el diseño en la Vanguardia española.

En la primera parte del siglo XX las mujeres tomaron parte activamente de mejoras, avances y desarrollo del panorama cultural español. Y aunque sólo algunos nombres, como Maruja Mallo, Remedios Varo o Ángeles Santos están situados en la historia del arte del siglo pasado, se empiezan a conocer otras trayectorias muy interesantes como la de Delhy Tejero, Victorina Durán, Marisa Roësset Velasco,  Pitti Bartolozzi o Manuela Ballester cuyos trabajos aparecen en las siguientes imágenes.

Una exposición que se organiza en distintas secciones que enseñan el camino de la creación femenina desde la intimidad a lo público en distintos ámbitos, del textil al papel, en la exploración del volumen y la del espacio. Una muestra de pinturas, dibujo, cerámica, encajes, encuadernaciones, diseño o papel pintado, entre otros que se contextualizan en la modernidad la vanguardia de la época con fotografías, publicaciones, documentos de archivos y recortes de prensa que facilitan la comprensión del alcance y la importancia de la actividad de estas creadoras.

Lo mismo creaban figurines para obras de teatro, como para El hombre Deshabitado de Alberti (que aparece a continuación) que ideaban un proyecto de interiorismo para el Parador de la sierra de Gredos o pintaban, como el óleo de Maruja Mallo, o creaban piezas de cerámica o trajes.... Este carácter multidisciplinar tan propio de los artistas (internacionales y nacionales) de comienzos de siglo, también impregna el trabajo de estas mujeres de la Vanguardia española. 

El hilo argumental de la exposición profundiza, por ejemplo, en sus obras vinculadas al ámbito de las artes escénicas. Mientras Tórtola Valencia revolucionaba el panorama nacional con sus bailes orientalistas, Victorina Durán contribuyó a modernizar las puestas en escena de los años 20 y 30 gracias a sus escenografías y sus figurines para piezas teatrales. Este cartel, que vemos a continuación, es obra de Rafael Penagos, titulado Baile de mascaras en el Círculo de bellas Artes, tiene a Tórtola como protagonista. Flora López Castrillo es la autora del cuadro siguiente, pintado sobre algodón con incrustaciones metálicas.

La experimentación era una constante entre las artistas de vanguardia que también trasladaron al ámbito  textil. El hilo moderno es una de las secciones que hace gala de este estrecho vínculo: al tiempo que Sonia Delaunay, con tienda en Madrid,  proponía una moda geométrica de vestidos    simultáneos, otras españolas como Durán o Rodero estaban iniciándose en el batik, una técnica de estampación en seda de origen que había introducido Aurora Gutiérrez Larraya en nuestro país. y que empieza a tener mucho éxito por esa atracción por lo oriental.

                                                     

La muestra también recoge un kimono para disfraz, pintado a mano para hablar de las tendencias orientalistas que influyeron en la moda y el arte desde finales del siglo XIX . 

 

                                                  

La moda les vale a estas artistas para establecer una dualidad entre lo moderno, y lo folclórico,

 lo tradicional. Aquí tenemos a Delhy Tejero, cuyo  Retrato de la viuda rica de Toro, con traje regional de dicho pueblo zamorano (figura 1),  convive en la exposición con Los Maragatos de Rosario de Velasco (figuras 2 y 3), en contraposición al puntero autorretrato en traje de baño que se hizo Marisa Roësset a mediados de los años 20 (figura 4).

El aprendizaje de las labores de aguja constituía por aquel entonces una parte esencial en su educación, de ahí que varias artistas lo reflejasen en sus obras. Junto a varios libros sobre la historia del encaje, se puede ver la unión de lo vanguardista y lo tradicional a través del retrato de La bordadora de María Blanchard, la gran dama del cubismo. 

La marquesa de Alquibla de Ángeles Santos encarna ese mismo espíritu moderno, pero con una intrincada labor de encaje en el bajo de su vestido que vuelve a remitir a esas artes menores femeninas. El último óleo tiene como autora a Maruja Mallo.

 El espacio que dan en Al bies a los proyectos de arquitectura y decoración de estas artistas,  y que las mujeres no podían firmar en solitario este tipo de iniciativas (la primera arquitecta española, Matilde Ucelay, no se tituló hasta 1936) ha sido un obstáculo más a la hora de poner en relevancia sus nombres en estos campos del diseño. Con el arquitecto José Joaquín González Edo colaboraron tanto Victorina Durán como Matilde Calvo Rodero, en distintas obras que iban del interiorismo de un cuarto de estar al diseño de una fuente para jardín, 

                                            

Constituyen la sección de Ventanas abiertas al mundo y representan la importancia y la presencia  de la naturaleza en el quehacer  de estas artistas, obras que se integran en  estos espacios en los que conviven con objetos de diseño, diferentes manifestaciones artísticas.

 Estas artistas se incluían a si mismas en sus trabajos, en sus ilustraciones;  representaban mujeres ocupando espacios que revindicaban como propios, espacios de mujeres modernas: trabajando practicando deportes... espacios que habían pertenecido tradicionalmente a los hombres. Así Dely Tejero pinta su Autorretrato, lo mismo que Marisa Roësset.

El título de la muestra, Al bies, que presenta el MUSEO DE ARTES DECORATIVAS, responde a la técnica utilizada en la confección de prendas de vestir, a ese corte que se realiza con la tela en diagonal respecto al hilo. Comprende obras de artistas y diseñadoras españolas de finales del XIX y principios de XX, que van rompiendo  la barrera entre las bellas artes y las artes aplicadas.

Visita organizada por  Sara Fernández:

Historiadora del Arte por la UCM, diseñadora y profesora.

Fotografía: María de la Riva

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