El verano de Madrid nos trae una exposición dedicada a la pintora figurativa española Rosario de Velasco (Madrid, 1904 - Barcelona, 1991). Podemos verla en el Museo Thyssen hasta el 15 de septiembre. Otra vez una sinsombrero entra a formar parte de nuestro actual panorama cultural.
Comisariada por Miguel Lusarreta y Toya Viudes de Velasco, sobrina nieta de la artista, la muestra reúne treinta pinturas de los años 20 a los 40 del siglo pasado, y una sección dedicada a su trabajo como ilustradora gráfica. Y así, se exponen por primera vez obras guardadas en la familia y en colecciones particulares, algunas hasta ahora en paradero desconocido y que se han ido localizando y recuperando en los últimos años, con muchas dificultades.
En 1932 obtuvo la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes con el óleo Adán y Eva que hoy podemos ver en el Museo Reina Sofía, obra representativa del retorno al clasicismo, o «retorno al orden», experimentado por las vanguardias europeas en el periodo de entreguerras. La artista presentará esta misma pintura en las muestras organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos en Copenhague. de la que forma parte, y en la galería Flechteim de Berlín, entre diciembre de 1932 y enero de 1933.
Con El baño, presentado en 1931 en el Salón de otoño, participó en 1935 en la exposición que la Librería Internacional de Zaragoza dedicó exclusivamente a jóvenes mujeres artistas y escritoras, con la colaboración de Carmen Conde, Menchu Gal y Josefina de la Torre, entre otras, y otra vez nos encontramos con las sinsombrero en nuestro recorrido.
En 1934 expuso en Carnegie Institute de Pittsburgh y en 1936 en la Exposición de Arte Español que tuvo lugar en el Musée des Écoles Etrangères Contemporaines de París.
En Madrid se rodeará de importantes intelectuales y artistas como Delhy Tejero, Concha Espina, Consuelo Berges, Carmen Conde, José Gutiérrez Solana, Alfonso Ponce de León o Matilde Marquina, y las ya citadas Carmen Conde o Menchu Gal.
Rosario se acercó a la Falange desde su profunda religiosidad, y formará parte de ella, siendo una de las primeras militantes desde 1933, pues se declaraba ferviente seguidora de José Antonio Primo de Rivera. Más adelante se afiliará, asimismo, a la Sección Femenina de su amiga Pilar Primo de Rivera. Abajo su autorretrato.
En 1944 fue seleccionada para el Segundo Salón de los Once, muestra organizada por la Academia Breve de Crítica de arte, impulsada por D´Ors para dar a conocer el arte de la primera posguerra.
En 1968 obtuvo el Premio Sant Jordi por La casa roja, obra característica de la evolución de la pintora, cuyo estilo, ahora de perfiles desdibujados a base de transparencias, se irá apartando del clasicismo sin renunciar nunca a la figuración. Pero es esta una obra posterior, que ya no entra en la exposición, que sólo comprende obras pertenecientes a las décadas de los años 20 al 40.
En la ilustración de libros, además de la citada colaboración con la revista Vértice, proporcionó las ilustraciones de Cuentos para soñar (1928) y La bella del mal amor (1930) de Maria Teres León y Princesas del martirio de Concha Espina (Gustavo Gili, Barcelona, 1940) o La bien Plantada de Eugenio d´Ors. La belleza de estas ilustraciones no nos deja indiferentes a los espectadores de la muestra.
LAS OBRAS
Óleos y obras de gran formato.
Era capaz de revisitar los temas y los estilos de la historiografía de una manera muy moderna, conviviendo con las influencias vanguardistas. Creo que esa fue la razón por la que se convirtió en una de las figuras más importantes del momento, dice Elena Rodríguez, coordinadora de la exposición.
Las primeras obras tienen un marcado carácter realista y tradicional, como este titulado los Maragatos, que ya pudimos ver en la exposición de Las sinsombrero el año pasado en el Centro Fernán Gómez de Colón. ¿La recordáis?
Como ilustradora, desde muy pronto, colabora en diferentes proyectos: en la revista La Esfera (1927), en Cuentos para soñar (1928) de su buena amiga María Teresa León, en la revista Vértice...…
El relato de León se trata de un libro ecléctico, no sólo por la mezcla de lo antiguo y lo nuevo, sino también de distintas tradiciones literarias, como la cuentística, la teatral o la poética. Este eclecticismo es recogido por las ilustraciones de Rosario de Velasco, que varían en tamaño, color, estilo y localización en el texto. (…)
En la portada de Cuentos para soñar y a lo largo del libro, las ilustraciones de Velasco refuerzan el mensaje de León y su combinación tradición-modernidad. El título mismo sugiere un futuro imaginado y por crear, tal como implica el “para soñar”. Por su parte, la portada diseñada por Velasco enfatiza la modernidad, puesto que muestra fábricas humeantes y grandes rascacielos, pero no excluye la tradición, en este caso la de los cuentos infantiles, que está representada por un gran pájaro volador que porta sobre sí a Nenasol y Pulgarcito. Las ilustraciones de Velasco armonizan con las palabras de León, pues retratan a la protagonista como una chica moderna y activa.
Con María Teresa León, Rosario vuelve a colaborar en las ilustraciones de La bella del mal amor en 1930. En ese cuento se denuncia la doble moral y las injusticias a las que se enfrentan las mujeres que rompen las normas sociales.
En 1932 ilustra Cuentos para mis nietos de Carmen Karr y Alfonsetti “(Barcelona,Barcelona, 1943), periodista, escritora, musicóloga y publicista española. La autora, sufragista, fue una de las promotoras más adelantadas del feminismo catalán de principios del siglo XX, junto a Dolors Monserdà, con quien colaboró también Rosario.
Como ilustradora, colabora con la revista Vértice (San Sebastián, 1937-Madrid, 1946), publica dibujos y reproducciones de alguna de sus obras al óleo, o paisajes (como esa grisalla que vemos más abajo). En 1940, ilustrara Princesas del martirio de Concha Espina (Gustavo Gili, Barcelona) y otros trabajos como La bien plantada de Eugenio D’Ors (Editorial Éxito, 1954), que aparece a continuación.
Magnifica reseña sobre Rosarito Velasco .
ResponderEliminarP muy bueb ilistrada cos fotos de su obra
L. M.